EFECTO MOLESKINE

Ana Sofía Pérez Bustamante

Hipótesis de Gala

UN Un almuerzo familiar, entre sobrinos aulladores y fuego cruzado de matrimonios, hermanos y cuñados, es lo más parecido a "La jauría humana". Solitario chamán en medio del debate sobre el huracán Sandy como posible efecto del cambio climático y la paradoja de que el agujero de la capa de ozono parezca haberse reducido, mi padre recuerda la teoría del químico James Lovelock, o "Hipótesis de Gaia", según la cual la biosfera terrestre se comporta como un sistema que se auto regula para garantizar la subsistencia de la vida en nuestro planeta. No era Lovelock ningún gurú místico, no: el nombre de su teoría le fue sugerido por el novelista W. Golding por analogía con Gea, la diosa griega de la tierra. Pienso en los filósofos románticos y en el misterioso Espíritu de la Tierra de Goethe. Qué tentadora intuición la de un organismo o inteligencia superior, generadora y protectora de la vida. Ahora mismo, en Cádiz, estamos inmersos en este asunto. Genet, a propósito de Giacometti, observó que "con una de sus esculturas en una habitación, la habitación queda convertida en un templo". Si van a la Casa de Iberoamérica, verán dónde se venera a la diosa bajo el aspecto de mujer en bronce de Cornelis Zitman: "L´Inconnue". Si pasan al otro lado, verán cómo han dispuesto y diseñado Ismael Jiménez y Jorge de Vicente la exposición de los mapuches: allí la escala sagrada ("Rewe"); allí los atributos del caudillo guerrero ("el Toki, el Toki, el Toki") que cantó Rubén Darío; allí una capilla sixtina en cintas de un arte textil (Duwen) que, curiosamente, da título a la exposición de Candi Garbarino en Rivadavia: "El tapiz de la tierra" (qué formas, qué colores: dan ganas de ser un átomo de azul en estos lienzos). Si van al Castillo de Santa Catalina, Guayasamín grita y reza como un volcán, y, en su colección de antigüedades, fíjense en una figurita de barro: mujer que ayuda parir a otra mujer (ambas en pie), empujando desde arriba el abultado vientre. Cierro los ojos ante tanta vida, tanto dolor, tanta belleza, y, en medio de la algarabía del almuerzo (la familia numerosa es el mejor entrenamiento para la supervivencia), encomiendo fervientemente este planeta a Nuestra Santa Señora María, Gaia, Tierra.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios