El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Desde que me enteré de que la ensaladilla rusa no se inventó en Rusia, ninguna noticia me había atraído tanto como lo de la posible nueva ubicación del templo de Melkart-Hércules, un personaje al que tanto nos gusta nombrar a los gaditanos. Creo que es nuestro ser más querido después del cazón en adobo.

Los historiadores, que siempre se empeñan en quitarnos la ilusión poniéndole conocimiento y rigor científico a los cuentos de hadas que tanto nos gusta inventarnos al resto de los mortales, han dicho que el famoso templo fenicio podría no estar en Sancti Petri, como creíamos y que podría estar debajo del Cerro de los Mártires, cerca del muelle de Gallineras.

El descubrimiento lo han hecho con máquinas de estas raras que utilizan ahora los científicos que son capaces, gracias a la tecnología,de encontrar cosas sin hacer ni un boquete… ya los arqueólogos no son lo que eran. La cosa promete y a partir de ahora todos estaremos atentos a esta historia con su toque fenicio.

Hércules siempre ha tenido buena prensa en Cádiz. Es un tío al que le hemos tenido cariño. Ha sido siempre un disfraz recurrente en el Carnaval y sale en todos los escudos. Después del disgusto que tuvimos con los sarcófagos antropoides y su sexo, ahora lo único que nos faltaba es que nos dijeran que Hércules era en verdad el tatarabuelo de Ángel Cristo, por aquello de que siempre ha salido un poco como si fuera domador de circo.

Si hay una cosa que me preocupa de todo esto es que, al igual que se ha caído la leyenda de que Hércules aparecería cualquier día debajo del Castillo de Sancti Petri, se puede caer también la historia de que siempre llevaba al lado dos leones fieros y con poca afición a ir al peluquero.

¿Mira que si ahora no había tampoco leones? ¿Qué vamos a hacer con los escudos, sobre todo los de piedra que están por ahí incustrados? A mí personalmente me encantaría que los científicos descubrieran que Hércules, en vez de llevar al lado dos leones, llevaba al lado dos morenas… pero de las que se meten en adobo. O ya puestos a imaginar, que el fenicio fuera acompañado por dos cochinos bien gordos y cuando se encontrara la vasija que contenía sus restos, éstos estuvieran recubiertos de lomo en manteca… Siempre he pensado que una sociedad tan lista como la fenicia tenía que conocer el lomo en manteca.

Por favor, señores científicos, no se me vayan a cargar el mito de Hércules, que es lo único que nos queda.

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