Estos días, quien más quien menos ha tramitado la declaración de Hacienda y ha pagando la cuota que le corresponde (si es una persona afortunada que tiene los suficientes ingresos como para que la declaración le salga a ingresar). No me quejo por haber pagado, la verdad. Un Estado medianamente eficiente es muy costoso de mantener y no puede seguir en pie si los ciudadanos no pagamos nuestros impuestos.

Pero justamente porque pago impuestos, me permito opinar sobre la forma en que se gestiona el Estado y las múltiples administraciones que lo forman. Por supuesto que estoy orgulloso de pagar impuestos que sirvan para financiar la Sanidad -tan maltratada y tan heroica en los tiempos del coronavirus- o la Educación o incluso la Justicia (tan maltratada también). Y por supuesto que estoy orgulloso de pagar impuestos que vayan destinados a todos los programas de ayuda social, empezando por el Ingreso Mínimo Vital. Hay que ser muy duro de corazón -y de mollera- para oponerse a los impuestos cuando pensamos en todos estos servicios públicos.

Ahora bien, cada día que pasa hay más ejemplos que demuestran que el dinero público -tan escaso- se malgasta de forma irresponsable en cargos y en inversiones que sólo parecen buscar una compra encubierta de votos o un control casi patrimonial del Estado por parte de quienes detentan el gobierno. Leo, por ejemplo, que Iván Redondo, el asesor de Pedro Sánchez -su Kissinger, su Talleyrand, su Fouché, quizá también su Mortadelo y su Filemón-, gana al año 123.000 euros, que es el sueldo más elevado que ha cobrado un asesor en todo el periodo democrático.

Leo también que TVE sigue produciendo programas costosísimos. Leo que se destina dinero a financiar actividades que son pura propaganda y puro postureo ideológico. Y podríamos seguir y seguir. Se me dirá que los altos cargos deben estar bien pagados, y les doy toda la razón, pero en tiempos de penurias y vacas flacas, ¿no deberían los políticos y los altos cargos -incluida la Casa Real- recortarse el sueldo para dar ejemplo de austeridad en el gasto? Sobre todo si tenemos en cuenta que el PIB nacional ha caído en un 5,7% durante el primer trimestre de este año y que las cifras que se anuncian para el futuro son terroríficas. Y sobre todo cuando sabemos que miles y miles de familias lo están pasando mal. Pregunto, eh, sólo pregunto.

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