Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Gran Plaza del Mar

La idea me sigue pareciendo muy buena hoy en día, aunque el coste económico la hará inviable

Todo aquel que haya tenido la oportunidad de viajar por el mundo desarrollado habrá podido ver cómo en las principales ciudades marítimas el tráfico de mercancías de los puertos se desplaza del centro de las ciudades, las dársenas portuarias se transformaban en lugares de hostelería, ocio, comercio y pasajeros. Así se ha hecho en Nueva York, San Francisco, Miami, Ciudad del Cabo. Así es Puerto Madero en Buenos Aires, así se ha hecho en el Moll de la Fusta de Barcelona, en Málaga. Quizás quien empezó este tipo de operaciones fueron las instituciones británicas en los Docks de Londres, una de las zonas portuarias más grandes , hoy un lugar de expansión urbana. Caso peculiar es el Bryggen de Oslo, porque se decidió soterrar la avenida que separaba el Ayuntamiento del muelle para generar una gran plaza que integra las actividades del antiguo puerto en la ciudad. Bien es verdad que esa avenida circunda el núcleo urbano de la capital noruega, con una población de 634 mil habitantes. Este proceso se inició con retraso en la ciudad de Cádiz porque al "brillante gestor" Rafael Barra se le ocurrió una nueva terminal de contenedores mediante un importante relleno en el espigón de levante del muelle gaditano. Con la llegada de José Luis Blanco y el impulso de Teófila Martínez se ha desarrollado un Plan Especial del puerto que cuando acabe el traslado a la nueva terminal liberará suelo en la Punta de San Felipe y se hará más permeable la relación con el puerto en el Muelle Ciudad. En torno al año 2000, hablando de estos asuntos con Rafael Román, entonces no candidato socialista a la alcaldía , le conté el caso de Oslo y las diferentes soluciones a la relación puerto-ciudad que yo había observado en los lugares señalados. Rafael cogió al vuelo la idea y le encargó al arquitecto Manuel González Fustegueras un proyecto de lo que, con acierto, denominó la Gran Plaza del Mar. Como es habitual en España, las propuestas de la oposición no suelen ser tenidas en cuenta y a pesar de que Román llevó el proyecto al pleno municipal, cayó en el olvido. Ahora se rescata en época preelectoral, sin haber incluido el proyecto en el Plan Especial del puerto, sin una cuantificación económica y sin una justificación urbanística, un brindis al sol de Martín Vila, no vaya a ser que José María González se anticipe y lo cuente . La idea me sigue pareciendo muy buena, aunque el coste económico la hará inviable, por no hablar de la invitación al uso del vehículo privado que supone una actuación que elimina el tráfico de superficie en la Avenida del Puerto, por mucho que la ciudadanía gane la cota cero. Tengo para mí que el debate político lo estropeará. Como mucho se hará en 30 años.

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