desde preferencia

José Joaquín León

Gracias a los enemigos

HAY que decir que esta vez el marcador fue engañoso. El Cádiz dispuso de 10 ocasiones claras de gol y disparó una vez al larguero y otra a una escuadra. Con un poco de puntería, hubiera marcado tres o cuatro goles, suficientes para ganar a un Sevilla Atlético que también dispuso de un par de oportunidades. Esta vez las gafitas del 0-0 se ajustaron menos a la realidad. Pero eso no evita que el partido resultara decepcionante. Más que nada porque hay errores y torpezas que se repiten y no se corrigen. Más que nada porque, desde que se rectificó en Almería, no se ha apuntalado la mejoría. El equipo deja aún muchas dudas.

Oportunidades sí que hubo, ¿y qué? En el primer minuto dispuso el Cádiz de dos jugadas clarísimas para marcar. Una la estrelló Ikechi en el pie del portero. Otra la envió Juanjo al larguero. A partir de ahí seguiría el rosario de oportunidades, sobre todo en un primer tiempo donde el Cádiz se iba dejando un partido que había empezado muy fácil. Hasta que empezaron a ponérselo más difícil ellos mismos. ¿Tan complicado es sacar el balón bien jugado desde atrás?

Había alineado Jose González a los de casa con algún retoque. O sea, que jugaba Juanjo de ariete y le tocaba a Akinsola chupar banquillo. Que el máximo goleador del equipo chupe tantos minutos de banquillo llama la atención. Si el Cádiz marcara cinco goles en todos los partidos sin Akinsola habría que darle la razón al técnico. Pero si las pasa canutas para meter un gol cuando no está el nigeriano, ya se entiende menos. Esta vez parecía que la consigna era enviar balones a Juanjo, y así se hizo hasta que se aburrieron. Poco a poco, todos empezamos a aburrirnos.

Hay que dar ya una opinión más formada sobre Cases, el ansiado mediapunta. Es un futbolista de los que se suele llamar bullidor. Está en muchas partes, se mueve, empieza jugadas, pero no suele terminarlas bien . De cada 10 pases que da, alrededor de seis o siete son para el contrario. Es verdad que ayer puso dos asistencias claras de gol, que sus compañeros remataron como si fueran dos boniatos, y no es culpa suya. Pero ese bullir que tiene es poco útil hasta el momento. Tampoco se le ha visto goleador. Y desde que juega él, le dan menos minutos a Akinsola. No digo que debería ser suplente, sino que se pueden repartir más justamente los minutos del banquillo.

En la segunda parte, el Cádiz iba cada vez más a la deriva. Incluso se temía lo peor cuando el filial del Sevilla se estiraba en busca del japonés Hiroshi. Sin hacer grandes jugadas, volvieron a crear ocasiones cuando entraron Akinsola y Juanse. El extremo incluso estrelló un lanzamiento sorprendente en la escuadra. Ahí ya se vio claro que no iba a entrar nada dentro.

Como escribió Camilo José Cela en la dedicatoria de La familia de Pascual Duarte, hay que dar las gracias a nuestros enemigos, que tanto nos están ayudando en la carrera. ¡Ese Lucena que ayer perdió en Jaén! Hasta hizo valioso el puntito de la ineficacia en Carranza. Sin enemigos como los que tenemos en el grupo IV, a ver qué pasaría... Con uno como el Murcia del año pasado, sin remontarnos más lejos. Pero son los que son. Al Cádiz ya le queda menos para terminar líder, a pesar de los pesares.

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