El de Rajoy, claro. Tanto que ha durado lo que ha durado. Ni uno de los supuestos apoyos que tenía le ha respaldado. Bueno, sí: Ciudadanos, los mismos que dijeron que debería irse. ¿Un Gobierno débil el de Pedro Sánchez? Seguro, pero de momento tuvo más apoyos para ser presidente que el mismo Rajoy en su investidura. ¿Indeseables los nacionalistas, los populistas y los separatistas? Bueno, cuestión de opiniones, pero de momento hay que tener en cuenta que si sumamos a todos los que reciben esos cariñosos apelativos nos daremos cuenta de que son casi un tercio de la Cámara. Más vale que nos demos cuenta de que existen y de que están ahí, elegidos democráticamente, o sea representando a uno cuantos millones de españoles, es decir a unas cuantas sensibilidades y pensamientos. A menos que les neguemos su derecho a negociar, a apoyar, a discrepar... hasta que nos hagan falta.

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