Gestos innecesarios

Dice Teresa Rodríguez que la libertad de expresión es sagrada y esto no es así. Tiene unos límites.

La incontinencia verbal de los políticos es un defecto que abunda y del que se cuidan poco, aunque perjudique a su carrera, e incluso, a veces, determina su cese. Recientemente hemos tenido hasta tres ejemplos de que declaraciones o actuaciones innecesarias se han vuelto o se volverán contra el político que las hizo. La primera fue la ministra de Defensa que tenía que ejecutar un contrato concluido por el gobierno anterior y en lugar de limitarse a cumplirlo y caso de protesta de la izquierda radical, argumentar que tenía que cumplir con compromisos del Reino de España, máxime cuando el encargo ya estaba pagado y podía ponerse en riesgo (por el insulto para Arabia Saudita suponer que iban a bombardear a la población civil del Yemen) un contrato también ya firmado, que dará cargo de trabajo a los astilleros de Navantia, al menos, durante 6 años.

Creo que la ministra de Defensa debe dimitir, porque su actuación fue insolidaria con su propio Gobierno, que ni era legal (los contratos deben cumplirse) ni fue consultada con nadie, lo que la incapacita para el cargo que ocupa. Que estaba equivocada con su actuación no ha tenido que demostrárselo la oposición, sino sus propios compañeros de gobierno. Otra actuación innecesaria ha sido la del presidente del Gobierno. No hace falta para ocupar ese cargo, que yo sepa, más que ser español y mayor de edad y que te proponga tu partido. La carrera de Económicas y el doctorado pueden ser muy convenientes para el cargo, pero nada más que eso. Sin embargo, viendo lo que le había ocurrido a políticos de otros partidos y del suyo, se empeña en demostrar que él es distinto y resulta que su tesis doctoral es mayormente, un plagio y menos aún, merecedora de un sobresaliente cum laude.

Los terceros políticos que actúan en exceso y esto les va a perjudicar, son el alcalde de Cádiz y su compañera Teresa Rodríguez, que han salido en defensa del actor Willy Toledo, enjuiciado por ofensas a la religión y no se han limitado a expresarle su simpatía, como obra de misericordia, sino que repiten la blasfemia sin ninguna necesidad, porque esto no le ayudará a Toledo, ni es el estilo de los gaditanos y, que gracias, entre otros, a las cofradías de Semana Santa, respetan a la religión. Dice Teresa que la libertad de expresión es sagrada y esto no es así. Hasta en las más escrupulosas democracias la libertad de expresión tiene unos límites. Ninguno de los dos tiene excusa. Ambos son políticos que dependen del voto popular. Por eso, por la cuenta que le trae, el alcalde ha retirado su comentario, que le costará.

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