Cada lunes

Pedro / Payán / Sotomayor

El Gastor

EL Gastor, el pueblo de la Serranía de Cádiz llamado con toda justicia y exactitud "balcón de los pueblos blancos", ha celebrado su Feria durante los días comprendidos entre el 31 de julio y el 3 de agosto pasados. Y allí fuimos como pregoneros de sus Fiestas mi mujer y yo. A mi cargo estuvo la palabra, con la que hice una exaltación lírica de la población y de su Feria. Pepi bailó y cantó ilustrando de esa manera el texto. De Cádiz llevó los tanguillos y la copla 'Lola la Piconera', además de las sevillanas, lógico tratándose de una Feria. La actuación de los dos en el escenario instalado en la Plaza de la Constitución ante el edificio del Ayuntamiento, supuso el prólogo del programa festero preparando al efecto. Numeroso público estuvo presente en el acto. Llegamos los dos con los ojos llenos todavía de la salada claridad de Cádiz y los abrimos a esa claridad de paraíso que es El Gastor, un pueblo pequeño en tamaño y en el número de sus habitantes, pero desmesurado en su belleza natural y en el propio entramado urbano de su caserío. Un pueblo marchoso, cantor, pleno de sol y de alegría.

El Gastor es tremenda y singularmente recoleto. Su nombre evoca al castor, el animal del que ya no queda rastro. En su reducido y bello caserío crecen casitas que hablan de intimidad, de una infinita paz doméstica. Calles y alma de El Gastor que tienen su centro en la citada Plaza, llena de historia y de sabor popular. En ella destaca su Parroquia dedicada a su patrón, el bendito San José, singular ejemplo de obra de transición entre el barroco y el neoclasicismo, del siglo XVIII, concretamente de 1747, con simplicidad y sobriedad de líneas en su exterior, en el que sobresale la graciosa y airosa espadaña, tan blanca como todo el pueblo, en el que también podemos contemplar su fuente, que recibe el nombre de uno de sus hijos más destacados, Diego el del Gastor, cuyo centenario de su nacimiento se está celebrando este mismo año. Y no podemos olvidarnos de un singular instrumento musical local, único en España: la gaita gastoreña, cuyo sonido tiene aires primitivos que recuerdan melodías árabes y pastoriles. En nuestro recuerdo quedan unas horas disfrutando de un buen ambiente y de una cariñosa acogida.

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