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Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Gañotazo electoral

No se sabe muy bien cuál es su programa electoral pero tampoco importa mucho porque nadie lo va a leer

José María González Santos (perdón, no me habitúo a decir Kichi) parte con una notable ventaja sobre cualquier otro candidato que se presenta a alcalde de Cádiz: le tiene cogido el pulso a la ciudad. Comprende como nadie la idiosincrasia gaditana, quizás por la de años que ha vivido en el Barrio de la Viña o por esa chispa de agudeza que tiene la gente capaz de sintonizar con sus vecinos (y vecinas). Quizás por el hecho de ser cadista, comparsista y, según él mismo dice (es más difícil de creer, la verdad), aficionado a las procesiones. En todo caso no hay duda de que su estilo campechano y accesible sintoniza con aquello que se ha señalado como esencia gaditana. En eso lleva una ventaja considerable sobre el resto. No se sabe muy bien cuál es su programa pero tampoco importa mucho porque nadie se lo va a leer. Nadie conoce qué pretende hacer con la ciudad en los próximos cuatro años pero a nadie le preocupa. En Cádiz somos de Kichi, parece que le dijeron a Pablo Casado en su visita a la ciudad . Debe ser así. Su campaña empezó con unas caricaturas colocadas en fachadas y farolas de Cádiz, como el pesado de las colillas o sus conmilitones envidiosos contra las viviendas turísticas. El age de Cádiz, la sintonía con la ciudad. El siguiente golpe de efecto ha sido un arroz "Cucharada y paso adelante" que, según dicen, hizo el propio alcalde y candidato, aunque me malicio yo que el verdadero Chef del Mal fue el Porqui. Hacer arroz los domingos es una costumbre masculina muy española, de quienes no guisan a lo largo de la semana: se ponen un delantal, hacen su sofrito, echan el arroz y a esperar. No hay varón español que no tenga entre sus proezas un arroz para familia o colegas. Por si fuera poco Adelante Cádiz y el alcalde regalaron un plato a todo el que se pasó por el patio de Tartessos, en medio de una levantera gaditana. Ahí Kichi (uff) dio lo mejor de sí, acertó en la diana del gañotismo gaditano, de lo que no cuesta llena la cesta, si es gratis se hace cola hasta para recibir una bofetá, la ciudad de la paguita, la subvención y la ayuda. He sido testigo de un tumulto cuando un partido político quiso regalar camisetas en el Paseo Marítimo a gente que luego ni les votaron pero el gañote vil, que decía Alcina, es una esencia. Otra es la adaptación al poder. Antes Teófila no podía ni pasear por Cádiz porque todos la paraban para cualquier petición o comentario. Ahora va como alma en pena y el que no puede dar nos pasos es el alcalde. Así somos, ni Tres Cés ni leche migá: be water, my friend.

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