Gaditanos en extinción

La culpa puede ser del mundo, que funciona con sus leyes naturales. Cádiz ganaba población cuando era rica

Todos los años, desde el siglo pasado, por estas fechas, publicamos unos sentidos artículos y reportajes sobre la pérdida de habitantes en Cádiz. El gaditano auténtico está en proceso de extinción. Yo lo he escrito varias veces. Incluso dije que Cádiz pertenecería a la España vaciada en el siglo XXII, si continúa ese ritmo de pérdida de habitantes. Eso fue mucho antes de que unos científicos de dudosa fiabilidad pronosticaran que Cádiz se hundirá bajo las aguas en 2050, cuando nos quedaremos sin la playa de Cortadura y sin la Victoria, y sin Santa María del Mar y sin la Caleta. Por lo cual vivir en Cádiz será tristísimo. Si se cumplen los pronósticos de esos agoreros, es muy probable que en 2050 no se pierdan otros mil habitantes, sino todos los que quedarían entonces, que ya serían menos de 100.000 criaturas.

Pero vamos a ser optimistas, joé… Cuando Kichi llegó a la Alcaldía en 2015, con la plaza de San Juan de Dios abarrotada de comparsistas y no comparsistas, para celebrar que el espíritu de Salvochea había vuelto, prometió que los jóvenes no se irían de Cádiz y que retornarían los que emigraron por el paro y la falta de viviendas sociales baratas. Y al día siguiente, se fueron los concejales podemitas a parar un desahucio. Resultaba que la culpa de la pérdida de habitantes era de Teófila Martínez, y que por eso la echaron de la Alcaldía. Igual que antes la culpa había sido de Carlos Díaz, al que echaron de la Alcaldía los suyos del PSOE.

Sin embargo, cuatro años y medio después de aquella fiesta, resulta que la culpa no es de Kichi. La culpa es de los gaditanos y las gaditanas, que unos se van y otros se mueren, los pobres míos. Y como nacen menos, y los pisos de Puerto Real, San Fernando y los chalés alternativos de Chiclana, etcétera, son más baratos, pues sigue el éxodo. Por si fuera poco, los jóvenes suelen emigrar a las ciudades y provincias donde hay trabajo; o sea a Alemania, el Reino Unido, China, etcétera. O a Madrid.

El gaditano y la gaditana se dispersan. Han descubierto que hay vida más allá del Río Arillo, incluso que hay trabajos bien pagados. El mundo es así, no lo he inventado yo, ni tampoco Kichi. La culpa puede ser del mundo, que funciona con sus leyes naturales. Cádiz ganaba población cuando era rica. Pero es difícil que atraiga una ciudad con el suelo más caro que su entorno, con población envejecida, dependiente del poder, resignada a lo que ve, e incapaz de entender el mundo en el que vive. Con excepciones, que por supuesto también las hay. Cádiz es una ciudad de supervivientes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios