LA Liga de Campeones mide desde hoy el estado de salud de nuestro fútbol. Atlético de Madrid, Barcelona y Real Madrid están protagonizando un precioso duelo desde que arrancó el campeonato y han llegado con opciones a todo al tramo decisivo. El fin de semana ha aclarado un poco el panorama. Colchoneros y culés tenían marcado en rojo en su calendario las visitas a San Mamés y Cornellá y las superaron con victoria. De forma diferente, eso sí. El Atlético de Simeone dio muestras una vez más de ser un conjunto con hechuras de grande, trabajado, solidario y que cree en sí mismo, por más que repitan el discurso manido del partido a partido. El Barça también se llevó los tres puntos pero de manera injusta, con un penalti que vino precedido de una mano de Neymar y con la sensación de que le falta frescura arriba y sobriedad atrás. Y del Madrid casi mejor no hablar. Baste decir que ganó 5-0 y que el Bernabéu pitó hasta a Cristiano Ronaldo.

Entre hoy y mañana también debe aclararse el panorama europeo, aunque el duelo entre los dos primeros de la Liga española tiene pinta de decidirse en el Calderón. No veo un claro favorito, pero para el fútbol sería bueno que el Atlético diera un paso al frente. Los de Ancelotti no creo que lo tengan fácil ante el Borussia. Porque si los de Klopp están dubitativos, los blancos sufren atrás hasta con el Rayo. Y si el italiano insiste en que la BBC juegue sin obligaciones defensivas es difícil que regrese ese equilibrio que tanto añora.

Un apunte más. La Premier también está preciosa. El Liverpool, que no gana una Liga desde hace 24 años, se ha colocado arriba del todo y debe recibir en Anfield a Chelsea y Manchester City. Al igual que he comentado del Atlético, sería fenomenal ver a los reds levantar el trofeo. Por cierto que cada vez que veo a Luis Suárez marcando goles con ese hambre me acuerdo de lo bien que le hubiera venido al Madrid.