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Frenesí amayonesado

Por unos momentos fui feliz y pensé en tatuarme en mi mascarilla FP2 un huevo relleno rebosante de mayonesa

De chico era un forofo de los huevos rellenos. Eran mi perdición. Me los comía por parejas, de dos en dos y me gustaban engollipones, con esa mezcla de yema de huevo, atún y mayonesa más "apecuñá" que un vagón de metro a hora punta en Osaka.

Siempre le decía a mi madre: Échale más mayonesa. Me gustaba que la crema se desbordara por las claras del huevo, como se le salía la lava al volcán Vesubio cuando entraba en erupción… Yo también tenía alguna erupción tras la ingesta masiva de huevos engollipones… pero eso es secreto de confesión. Como viera una tapa de huevos rellenos en un bar, allá iba yo... hasta sin picos me las comía. Recuerdo dos versiones de los huevos rellenos que aún tengo guardadas en mi paladar y también un derivado. El derivado eran los huevos con bechamel que ponían en el bar Pepín de la calle Nueva, bien rebozados en harina… imaginaté la combinación: bechamel y yema de huevo… no es de extrañar que hiciera dimitir en mi tierna juventud a cuatro endocrinos, deprimidos porque aquel niño no adelgazaba nunca.

Bueno, que me evado. Mis huevos rellenos clavados en el recuerdo eran dos. Un gran clásico eran los que ponía en el Bar Bahía, en Canalejas, Salvador Lucero. Eran ligeros, bien amayonesados y con un toque de lechuga. Pero los que de verdad me alucinaron fue cuando conocí lo que es la innovación en lo que a cocina engollipona se refiere. No recuerdo el nombre del sitio. Creo que estaba en La Laguna, cerca de donde está actualmente la hamburguesería Brighton y tenían dos versiones. La que me "sulibellaba" era la que ponían con huevas de lumpo por lo alto…toda una innovación en aquel Cádiz que todavía no había tocado el siglo XXI.

Escribo esto porque el otro día, aunque no fuera dentro de las fronteras de Cádi, Cádi, probé una versión sublime de los huevos rellenos que me hicieron volver a mi niñez de infante tendente al emgollipamiento. Fue en el bar La Flor de Mi Viña, en el centro de Sevilla, donde tomé unos huevos rellenos de matrícula de honor, ligeros, sin abandonar el clasicismo en materia huevera, con la novedad de poner la yema picada por encima, en vez de en el relleno. La gran clave una mayonesa de matrícula de honor y un relleno acremosado de atún y un poquito de salsa Kepchupt. Por unos momentos volví a ser feliz y pensé en tatuarme en mi mascarilla FP2 un huevo relleno rebosante de mayonesa. Soñé que la vacuna de Moderna, en vez de aplicarse, con una inyección, se aplicara metia en el relleno de unos huevos…seguro que la eficacia subia al 99 por ciento…o al cien por cien, pero no quiero que se me tache de exagerao.

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