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Crónica Personal

Pilar / cernuda

Foro Global

NO es Davos, pero está bien que acudan a una cita en España algunos de los hombres y mujeres más influyentes de la economía y la empresa mundial, analicen el presente, hagan sus pronósticos de futuro y expongan sus recetas y propuestas para que la crisis quede definitivamente atrás. Y es importante sobre todo que debatan sobre lo que más importa: cuáles son las fórmulas a aplicar, dónde hay que poner las bases para que no vuelvan a repetirse situaciones como las de los últimos años, que han provocado cifras de vértigo en el capítulo del desempleo, quiebras, desaparición de algunas de grandes firmas localizadas en distintos escenarios internacionales y consideradas de máxima solvencia, así como falta absoluta de confianza en siglas y marcas que nadie cuestionaba.

Se celebra el Foro Global de Bilbao cuando España empieza a enderezarse, se ha evitado el temido rescate, existen perspectivas de crear empleo neto en año próximo, los inversores extranjeros demuestran con hechos que confían en nuestro país y se han tomado medidas que según los analistas pueden reactivar el consumo y salvar a empresas que estaban a punto de tirar la toalla. En esa situación de que se empieza a advertir una leve mejora, es una buena noticia que esos hombres y mujeres influyentes discutan aquí, en España, y tengan oportunidad de ver sobre el terreno cómo se viven estos tiempos en los que se empieza a tener esperanza en superar a medio plazo una situación que ha afectado de una u otra manera a todas y cada una de las familias españolas. Una situación que ha sacado lo mejor de nosotros mismos para ayudar a los familiares y amigos que se encontraban en situación límite, y que ha supuesto un esfuerzo generalizado y muy duro, como nunca hasta ahora se había hecho.

Cristine Lagarde, que desde el FMI ha sido implacable con España, no ha dudado en decir que hemos "doblado la esquina". Tanto ella como el presidente del Eurogrupo se han referido a la necesidad de seguir con los ajustes, cuidar la deuda y profundizar en la reforma laboral, pero el lenguaje es muy distinto al de hace apenas un año. Queda camino por recorrer, pero han puesto el acento en el trabajo realizado, lo que no es poco en unos dirigentes que se muestran absolutamente implacables en sus diagnósticos, no se atienen a razones, no miran más que las cifras y son fríos, gélidos, cuando llega el turno de marcar con el dedo si se puede ayudar a quien se encuentra en mala situación o hay que dejarlo caer para que sean otros los que recojan sus restos e intenten recomponerlos.

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