Tener una sociedad crítica es vital para cualquier país. Una sociedad capaz de pensar por sí misma, de escapar del aborregamiento que tratan de imponer los grupos más poderosos y una sociedad, también, con capacidad para respetar al distinto y al que piensa de otro modo. Pero una sociedad crítica, no abotargada, no se fabrica de la noche a la mañana, precisa de una simiente que arraigue con fortaleza y de un continuo riego para que crezca adecuadamente hasta dar fruto. Y una de las bases de esa sociedad debe ser la filosofía, la asignatura que ahora se ha decidido no descolgar del bachillerato y que enseñará a los jóvenes la historia de la humanidad a través de la historia de las ideas, a través de esas líneas de pensamiento que han marcado épocas y avances. Los jóvenes deben conocer las ideas, empaparse de ellas, hasta ser capaces de pensar por sí mismos, formar una sociedad crítica y elegir su camino.

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