Crónica Personal

Felipe González

Nadie le puede impedir que exprese su preocupación ante la España que diseña el peligroso dúo Sánchez-Iglesias

Felipe González, en el periódico argentino Clarín, ha calificado como "estupideces" las palabrasdespectivas de Pablo Iglesias respecto al papel de los militares y las fuerzas de seguridad del Estado en la lucha contra la pandemia; considera que su propuesta para sustituir la monarquía parlamentaria por una república plurinacional con derecho a la autodeterminación supondría la "destrucción" del país y expresa su rechazo a que el gobierno negocie los Presupuestos con independentistas y partidos que no creen en España.

El ex presidente dice no sentirse representado por la actual clase política española, mire hacia donde mire, y quizá lo más importante fue que, al mencionar la propuesta republicana de Iglesias, dijo que estaba radicalmente en contra y "con lo que me quede de fuerzas, y con la edad que tengo, lo combatiré".

González es el pasado, pero mal que le pesen a los actuales gobernantes, infinidad de socialistas de verdad - miran hacia el ex presidente por si pudieran advertir algún gesto que les hiciera pensar que existe la mínima posibilidad de que levante la mano para parar a un Sánchez que toma decisiones tan graves que hoy España es un país a la deriva, empobrecido, con un futuro muy negro y con el prestigio internacional echado a perder.

Si Felipe tiene todavía tanto predicamento, incluso entre los que nunca le votaron, es por su respeto absoluto a las reglas de la democracia, que obligan a aceptar el resultado de las urnas y todos y cada uno de los artículos de la Constitución. Lo mismo que ocurre con el rey Felipe, que ha aceptado sin el menor gesto de indignación la intolerable decisión gubernamental de vetar su presencia en un acto en Barcelona, ya que la Constitución es muy clara respecto a que el Gobierno avala o veta la actuación del Jefe del Estado.

Del respeto de los demócratas a la Constitución se aprovechan Sánchez y su equipo. Muchos ojos se dirigen desde hace meses hacia Extremadura, donde reside Felipe, porque simboliza el espíritu de los políticos que engrandecieron España durante años y respeto sin fisuras al resultado de las urnas. En el caso de González, por respeto también a su partido, aunque es imposible encontrar alguna similitud entre el PSOE de Sánchez y el que se hizo grande en una España en precario necesitada de políticos de nivel, patriotas, dispuestos a dar lo mejor de sí mismos por el bien del país y de los españoles.

Que nadie sueñe con una iniciativa suya para desbancar a Sánchez: él sí respeta las reglas de la democracia. Pero nadie le puede impedir que exprese su profunda preocupación ante la España que diseña el irresponsable y peligroso dúo Sánchez e Iglesias. Así es como "combate" los desatinos del Gobierno.

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