Buenas. Perdonen que mi saludo sea breve, pero la actualidad me reclama y la necesidad de poner las cosas en su sitio, imperiosa.

Pensaba hablarles de lo ridículo que resulta celebrar un concurso de agrupaciones carnavalescas en plena crisis económica. De lo absurdo de realizar cuantiosos gastos para que cuatro tíos griten como desesperados desde el escenario del Gran Teatro Falla. Pensaba decirles, en definitiva, que no tendremos remedio mientras el mundo está preocupado por los tipos de interés, y aquí el único tipo que interesa es el que va a lucir la chirigota del Yuyu.

Pero la realidad supera las intenciones y no tengo más remedio que comentarles dos noticias aparecidas ayer en el Diario.

La primera es que el representante de un partido político pretende que el Carnaval de Cádiz sea declarado, nada más y nada menos, 'Bien Inmaterial de la Humanidad'. Arsa pilili. Por lo visto, asegura ese ciudadano, hay datos del Carnaval de Cádiz desde el siglo XVI. ¡Viva Cádiz! Un mojón para las saturnales romanas y otro más grande para las dionisíacas griegas. De tanto mirarnos el ombligo, nos hemos quedado turulatos.

La segunda es aún mejor. Los vecinos de una vivienda de San Severiano han conseguido precintar el local de ensayo de dos coros. El motivo, muy sencillo: por exceso de ruido. Ya era hora de que alguien dijera lo que es el Carnaval: exceso de ruido.

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