El Alambique

María González Forte

Exámen de conciencia

¿Qué habremos hecho cada uno de los que formamos parte de este país para que casi todos tengamos este regusto amargo, estas faltas de esperanza ante las actitudes de quienes pretenden representarnos? ¿Para pagar sus nóminas van a parar nuestros impuestos?

-¡Dios mío de mi alma!-, exclamará más de uno. -¡Qué barbaridad! ¿De dónde han salido?-. No es que no conozcan las buenas maneras, que han tenido educación sobrada. Es peor señores, renuncian a ella porque creen que lo pueden hacer, que no les va a pasar nada. ¿Dónde se establecen los límites? ¿Quiénes los establecen? ¿Hay límites?

Pasas vergüenza ajena al comprobarlo en las noticias. Ante esta falta de modelos sociales, ante estos ridículos y aniñados comportamientos que en modo alguno se consentirían en ningún recreo de Primaria, ¿qué puede hacer el sufrido ciudadano de a pie? ¿Resignarse?

Vuelves a pasar vergüenza ajena cuando quieres conocer qué cosas buenas han hecho por los ciudadanos más necesitados y no lo sabemos. Es tanta la energía perdida en debates inútiles… Descubro horrorizada que el mayor empeño se pone en deshacer. Y mientras…vengan gastos y deudas. Y lo que un gobierno pone, el siguiente quita. Lo que en un pleno se consiente, en el siguiente se prohibe. Se promete cuánto va a mejorar una ciudad, su entorno, los empleos que generará. Papeles, legalidades, licencias, contratas… y después, más de lo mismo, pero para deshacer. Oímos que tirar El Algarrobico costará una millonada. . . Y sobrarán razones, pero ¿para qué se construyó? ¿Quién lo permitió? Como este ejemplo, hay varios. En nuestra ciudad, el "invisible hotel" de la playa de Fuentebravía que estamos pagando con dinero visible de ustedes y mío. La pelota se la van tirando las distintas entidades. A ver si cuando lo permitan, la empresa que cobró lo construye gratis porque ya la estamos pagando.

¿Qué pensarán los chiquillos sirios apiñados en campos de refugiados? Esos que se encuentran hambrientos entre alambradas. Esos niños ingenuos, que tienen el valor de sonreír a las cámaras de los periodistas. Si al menos les pudiéramos prestar el hotel…

Nadie pide perdón, ni porque estemos en Cuaresma.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios