Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

RELOJ DE SOL

Joaquín Pérez-Azaústre

Europa nevada

AGUA y nieve, ira y fuego. Andalucía cortada por la nieve, toda España pasada por la cal de una lluvia espesa y un sol frío. Todo esto nos hermana con Europa, incluso con naciones de filiación difícil, como Reino Unido, como Rusia. También en Londres y en Moscú la nieve está azotando las cornisas, cubriendo los quioscos y las cúpulas, como si una carpa blanquísima, inasible, hubiera ido absorbiendo los colores. Sin embargo, a pesar del parentesco nevado con todo el continente, y con sus madres más difíciles, Europa nos sigue pareciendo un ente demasiado lejano. Ni siquiera una realidad, sino algo parecido a una entelequia, y más incluso ahora, cuando deberíamos sentirla ya mucho más cerca, incorporada, a nuestra vida interior. Europa nos parece sobre todo una idea, incluso un valor intelectual, e incluso, como mucho, un territorio. Pero Europa aún no ha calado en nuestros huesos como esta lluvia rauda y uniforme, Europa aún no se ha vertido con esa solidez de los cimientos que son su verdadera naturaleza, su única virtud diferencial. Quizá la principal fragilidad del concepto de Europa entre nosotros haya sido, precisamente, la ausencia del concepto, o no haberlo sabido perfilar. Está claro que Europa, como España, como cualquier país, es un conglomerado de visiones, pero habría que preguntarse si hay un sustrato incluso más profundo, por debajo de nuestras diferencias, más allá del manto y la corteza, una especie de núcleo de lo que representa Europa, que exista y se traslade al ciudadano.

La territorialidad sólo es el criterio de una demarcación, el límite geográfico, el corte y la frontera, no deja de ser una aduana. Habría que preguntarse si, para el resto de la humanidad, Europa representa algún valor, y puede ser que sí. Alguien se ha empeñado en definir Europa con una base cristiana, cuando lo cierto es que el cristianismo no se originó en Europa; sin embargo, quizá alguno de sus valores esenciales, porque la idea sería integrar, y no excluir, sí podría ser buena para una construcción ideológica de Europa. Quizá, frente a las naciones orientales que aún viven el mundo medieval, Europa represente únicamente las conquistas de la democracia, la igualdad de derechos y el imperio de la ley: con todas sus flaquezas, Europa representa estos valores. Luis Cernuda fue mucho más lejos: porque Europa es el mundo. Y quizá lo sea, o aún su origen áureo, que es mucho más Grecia que todo lo demás. Humanismo, Erasmo, democracia. Pero también poesía, Stefan Zweig, y la supervivencia ante el nazismo. Lo imagino difícil, pero la identidad no puede ser sólo una geografía. Sobre todo ahora, cuando no hay valores, Europa debe ser unos valores, y velarlos después. Ahora, con el idealismo tan nevado, quizá Europa abra el cielo, quizá la idea de Europa sea la salvación del humanismo.

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