Cádiz es chiquitita, sin duda, pero sus 13 kilómetros cuadrados están plagados de grandes superficies de terreno, en Cádiz terraplenes, sin uso, sin presente y sin futuro. La mayoría de ellos fueron alguna vez objeto de ensoñaciones de políticos que vieron una oportunidad y que luego, echándole las culpas a la crisis, no tuvieron narices de tirar del carro. Los terraplenes siguen ahí, junto a Hacienda, junto al Mercadona, donde antiguamente estaba el pabellón Portillo, o donde hasta no hace mucho iban a ubicar la siempre burbujeante Ciudad de la Justicia. Cádiz está limitada por un lado y por el otro pero también está constreñida a unos ensoñamientos de políticos que no están a la altura ni de la ciudad ni de sus necesidades reales. Necesitamos empleo y necesitamos proyectos reales que se planifiquen y que finalmente se hagan realidad. No creo que pidamos demasiado.

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