La minicumbre de ayer de la UE aplaza a julio un acuerdo para la reconstrucción europea. La Unión va en todo caso más rápida que España o que Andalucía, cuyas relaciones políticas están envenenadas. Todo el mundo sobreactúa ante las conductas de sus adversarios, tan parecidas a las propias. Desde el Gobierno consideran insidias de la extrema derecha que se tache al ejecutivo de totalitario, ilegítimo o dictatorial. A los francotiradores parlamentarios les siguen hooligans anónimos en las redes que multiplican el nivel de ruido y hasta matones aficionados que hacen vídeos amenazantes.

Pero al retrato le falta el lado izquierdo, que gobierna. Uno de los partidos de la coalición progresista, Podemos, se sumó en el inicio de la pandemia a una cacerolada contra el Rey Felipe, que acaba de cumplir seis años de desempeño con buena hoja de servicios. El vicepresidente Iglesias tuiteó el 14 de abril contra la monarquía. Y contra el uso del uniforme militar por el Rey, aduciendo que las fuerzas armadas deben estar subordinadas al poder civil, como si no lo estuviesen ya. Señalar la presunta ilegitimidad de la Corona no parece una edificante tarea gubernamental para serenar el espacio público. No es casual: en uno de sus vídeos de 2013, el actual vicepresidente celebraba que los franceses hubiesen cortado la cabeza a Luis XVI en la guillotina. Y señalaba "los horrores que habríamos evitado los españoles" de haber contado a tiempo con este "instrumento de la justicia democrática".

En fin, cuando el número dos del Gobierno pide seriedad y respeto a los contrincantes en el Congreso, dan ganas de recordarle sus discursos en la pasada legislatura contra todo el arco parlamentario al que consideraba de la misma casta, contra el PSOE por la guerra sucia contra ETA o contra la Constitución, denigrada con desdén como el régimen del 78, heredero de la dictadura. Con esas credenciales no se puede pedir buena educación a los demás.

Esta semana, en la sesión de control, Iglesias acusó al PP de "colaborar con sus amigos de la extrema derecha holandesa, austríaca y danesa para que las autoridades europeas traten de condicionar la ayuda a España para hacer recortes en los servicios públicos". ¡El primer ministro holandés es liberal, el austriaco democristiano y la danesa socialdemócrata! Desde la extrema izquierda Iglesias estigmatiza a las principales familias políticas, que suponen dos tercios del Parlamento Europeo. Después se pide más Europa, cuando lo que tendrían que procurar es que haya más España. Pero a ninguno de los dos frentes parece interesarle la tarea.

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