Crónica Personal

Pilar / cernuda

Enterramos muy bien

TENÍA razón Rubalcaba cuando decía que en esta España nuestra se entierra muy bien. Desde que anunció que dejaba la dirección del PSOE le llueven elogios de muchos que hasta hace nada abominaban de él, incluso dicen que era quien daba el tinte institucional a un partido falto de dirigentes con sentido institucional. Pero la referencia a la forma de enterrar propia de España se está viendo sobre todo en la reacción que ha habido al anuncio de abdicación del Rey.

En cuestión de horas su nivel de aceptación ha crecido de forma vertiginosa, y si bien siempre tendrá detractores que jamás reconocerán el papel que ha hecho en la España de los últimos cuarenta años, por lo menos hay españoles menos sectarios que a raíz de la abdicación y de los comentarios positivos que han hecho quienes le han tratado se han tomado la molestia de analizar con perspectiva la figura de don Juan Carlos. Han hurgado en hemeroteca y ojeado libros como nunca se habían preocupado de hacer y, al fin, han reconocido que independientemente de los errores cometidos, como ocurre con cualquier ciudadano, es una persona que merece admiración, respeto y reconocimiento.

No sólo por haber abdicado en el momento más oportuno para no dañar a una institución que, él más que nadie, creía que necesitaba una renovación, una nueva cara, sino porque de pronto millones de españoles se han dado cuenta, o al menos eso dicen las distintas encuestas publicadas estos días, de que con la abdicación pasa a segundo plano un hombre que ha dado todo por España y ha trabajado de forma incansable para que el país saliera adelante en situaciones muy complicadas a las que parecía imposible meter mano.

Ha subido de forma considerable el índice de aceptación de la Monarquía, la Reina continúa siendo el personaje más valorado de la Familia Real, seguida muy de cerca por un Príncipe que paso a paso, poco a poco, ha conseguido que se le vea no sólo como un hombre muy bien preparado para asumir sus responsabilidades sino que además se valora su cercanía, de ahí ese alto índice de aceptación. Y ha subido, siempre según los sondeos pero se percibe además en la calle, la popularidad de don Juan Carlos, que andaba maltrecha después de una serie de episodios en los que acumuló desaciertos. Falta ahora que la princesa Letizia haga el esfuerzo necesario para estar a la altura de lo que se espera de ella, que con toda seguridad lo hará.

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