Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Emprendedores

No hay inspectores que puedan auditar el despilfarro de dinero público municipal en el Casino Gaditano

Algún dirigente político, sin necesidad de quedar bien , debería calificar con claridad la historia reciente del Casino, la única entidad de la ciudad que ha recibido una lluvia de dinero público para que un grupo reducido de hombres mayores puedan tomar café, leer el Diario y comentar la actualidad política desde la perspectiva de Vox. Dejemos aparte el hecho de que el edificio fuera el lugar desde donde partieron los 15 falangistas gaditanos que se sumaron al golpe del 18 de julio cuando ya había salido de la cárcel el general Varela y López Pinto había puesto a las fuerzas bajo su mando a disposición de los sediciosos. Nos olvidamos de la puerta abierta en Veedor para que los socios pudieran ir a la Casa de la Nati o que algunas chicas visitasen la entidad. No hace falta recordar que fue la sede de Falange durante muchos años. Todo eso es pasado y los actuales socios no tienen la más mínima responsabilidad sobre lo que allí ocurrió, aunque alguno está orgulloso de esa parte. Es inexplicable que el Ayuntamiento del PP pagase 700.000 euros para terminar con las deudas de la entidad a cambio de la propiedad del edificio, con un usufructo de los socios durante 25 años, le llaman a eso donación. Más absurdo es que la Zona Franca en la época de Jorge Ramos utilizase fondos europeos para rehabilitar el edificio con la excusa de que se iban a ofrecer unos despachos en la última planta, eso que ahora llaman pomposamente Centro de Negocios donde, dicen, trabajan 25 personas a cambio de un mínimo alquiler. No sé el día que vengan los inspectores de la Unión Europea qué dirán del dinero público destinado a unos despachitos con el Consejo de Ancianos de la Tribu tomando café en los salones de la planta baja sin rascarse el bolsillo. Por supuesto no hay inspectores que puedan auditar el despilfarro de dinero público municipal para que unos amigos puedan reunirse allí en lugar de hacerlo en el Bar Liba, por decir otro lugar. Parece que se va a acabar el mundo porque el Ayuntamiento no ha tomado la decisión de que se renueve el oneroso acuerdo con la Zona Franca, como si una oleada de paro fuese a caer sobre Cádiz por culpa de unos malvados bolivarianos. El PP salió a apoyar a unos amigos, faltaría más. El PSOE se apuntó al populismo barato. La Zona Franca ha abierto unos contendores como oficinas en eso que llaman Zona Base. Asunto arreglado: los emprendedores del Casino a la Zona Franca y la tercera planta del edificio de San Antonio para uso social de la mayoría de los gaditanos que no tienen apellidos rimbombantes.

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