In memoriam

Nicolás Terry

A Emilio Gutiérrez Lora

QUIÉN me iba a decir a mí esta mañana, cuando mi intención era tomarme un café contigo, al entrar en tu 'Café Di Roma', alguien me comenta que te habías ido para siempre, no daba crédito, no podía ser verdad, pero desgraciadamente esa era la triste realidad por mucho que me doliera acatarla.

Emilio, quiero que sepas que a tus amigos, a los que te queríamos, a los que nunca defraudaste, nos acabas de hacer la faena del siglo con tu repentina muerte. Al bueno de Fernando, que también te conocía, le preguntaba esta mañana una y otra vez, bueno Fernando ¿y ahora qué?, ¿qué vamos a hacer sin su presencia diaria, sin su gran humanidad, sin su eterna sonrisa?, y así un larguísimo etcétera de preguntas todas ellas, desgraciadamente ya sin respuestas.

Es increíble que una persona como tú nos haya dejado, no lo entiendo de ninguna de las maneras, y para complicar todavía más el entendimiento, la eterna y dichosa pregunta del millón, ¿por qué siempre les ocurre a los buenos en la flor de su vida?, y no a ...

Emilio, sé que ya estarás por algún lugar de esos cielos de arriba, y seguro que ya arreglando papeles, solucionando problemas a unos y a otros, ya que la abogacía en tí fue mas una devoción que profesión. En fin, mi querido amigo, no sé que será esto sin tí, de verdad te lo digo Emilio, que no lo sé.

Amigo mío, descansa en paz, solo te he puesto estas líneas porque era de justicia que El Puerto de Santa María conociera al ejemplar ciudadano que ha perdido en un triste 7 de abril.

A Nancy, a tus hijos, padres y demás familia, un abrazo muy fuerte, y para ti querido Emilio hasta siempre.

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