Elogio al muslo

Los muslos ya no fascinan. Hoy todo el mundo se ha pasado a la pechuga... y además empaná

Si hay alguna figura que siempre ha captado al ser humano esa ha sido siempre la del muslo. Tu madre, de chico, cuando te ponían la comida siempre te preguntaba si querias muslo o pechuga. Los niños que habíamos recibido una formacón cristiana y de orden sabíamos que la pechuga tenía más carne pero era más seca, pero el muslo, aún siendo más dificultoso de comer y ofrecer menos cantidad de materia comiente, era más jugoso, además tenía como premio, para los que siempre hemos tenido un lado cavernícola, eso de chupar los huesos hasta dejarlos más vacios que los escaños de concejales de Ciudadanos en Cádiz.

El muslo siempre ha tenido fascinación para el ser humano, sea cual sea su sexo. Algunas de mis amigas me han confesado que más de una vez han visto un partido de fútbol por contemplar ese gran exhibicionismo de muslos de un partido, 44, sin incluir el árbitro, los jueces del línea y el de "Var"

Esa misma fascinación muslera la teníamos aquellos inocentes niños de la transición española cuando veíamos desfilar a las majoretes en el Carnaval. Todos quedábamos cautivados por aquella exhibición…y yo incluso me los imaginaba con arroz…pero inmediatamente lo confesaba a mi director espiritual por si aquella depravación mía fuera o fuese pecado en su calidad de venial o mortal.

El tema además era más fascinante porque aquellas muchachas de faldas tableadas eran "franchutes" como decía mi padre a los nativos de Francia. Luego vinieron algunas nacionales pero no tenían el mismo morbo porque las faldas que lucían eran como de colegio de Las Esclavas, por debajo de la rodilla y aquello impedia disfrutar de la tentación del muslo.

Todas llevaban unos palitos que tiraban por lo alto y le daban más vueltas que Pedro Sánchez a un consenso, pero los niños de sólida formación cristiana no nos dejábamos entretener por las cosas baladíes, por lo que tiraban por lo alto…nosotros tirábamos por lo bajo y nuestra única obsesión era mirar muslos…sin meter en arró.

Ahora se anuncia la vuelta de las majorettes a las cabalgatas de Cádiz y se especula con su presencia en la cabalgata de Reyes, tirando por lo alto los bastones mientras a su lado llueven los caramelos. No será lo mismo. Los muslos ya no fascinan. Hoy todo el mundo se ha pasado a la pechuga…y además empaná.

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