El puerto de Cádiz se encuentra ante la difícil tarea de elegir. Ha optado por dejar a la ciudadanía y a universidades como la Politécnica de Madrid o a la UCA la elección de los posibles usos que se le puede dar a los cientos de hectáreas que quedarán ahora ociosas una vez que los contenedores se trasladen hasta su nueva ubicación en una nueva terminal de carga. De todas las consultas salen varios escenarios y alternativas variopintas, tal y como quedó reflejado en las últimas jornadas organizadas por en la APBC en la antigua Cárcel Real. Ahora toca buscar promotores para llevar a efecto esas ideas y para conseguir que el puerto siga siendo puerto y la ciudad se anote una de las únicas posibilidades que le queda para crecer. Mientras tanto, mientras no llega un Mr. Marshall, habrá que tener las ideas claras y saber a qué apostar: ¿empleo?, ¿vivienda?, ¿jardines?, ¿equipamientos?...

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