Ayer a las doce, se hacía a la mar, desde Cádiz, el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, como todos los años, para hacer el crucero de instrucción de los caballeros guardiamarinas. Siempre me ha impresionado ver la imagen del buque, con las velas desplegadas, pero ayer más. Después de la misa en la Iglesia del Rosario, verdadera Patrona de la Gloriosa Armada Española, todos los mandos, con el Capitán de Navío Francisco Romero Caramelo a la cabeza y los caballeros guardiamarinas, con banda de música, se trasladaron al muelle.

En el muelle, emocionadas escenas de despedida, embarque y, finalmente largar estachas, para terminar en la Bahía rodeado de embarcaciones que le dan el adiós hasta que desaparece por el horizonte. Es el LXXX Crucero de Instrucción y en este, precisamente, va mi sobrino, caballero guardiamarina del Cuerpo General, Ramón María Lacave Lena.

Se da la circunstancia de que el palo trinquete donde tiene el puesto en la maniobra general del buque es el mismo que correspondió, en el Crucero XLIII, el 13 de enero de 1971, a su tío, y mi cuñado, Carlos Lena de Terry, hoy Coronel de Infantería de Marina. Ha sido una ceremonia emocionante.

En el buque, además, va un producto portuense: el brandy Juan Sebastián de Elcano, criado y ensolerado en las Bodegas de Juan Carlos Gutiérrez Colosía, un excelentísimo brandy muy viejo, ya en tiempos de su abuelo, y que se sacaba en su casa en los días de gran solemnidad. Así que El Puerto va bien representado en el periplo del buque. Y, como siempre, "Larga trinquete, en nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Tres Personas y un solo Dios verdadero, que sea con nosotros y nos guarde, que acompañe y nos dé buen viaje a salvamento y nos lleve y vuelva a nuestras casas", que es lo que siempre se ha rezado a coro, al comienzo de la primera singladura.

No es otra cosa que la oración del piloto a la salida de las naos de la "Flota de Galeones" para las Indias. Pues que así sea.