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rafael / sánchez Saus

Educación e ideología

QUIÉN podría desconocer la relación, cada vez más estrecha, entre educación y trabajo? Hoy, como nunca, las posibilidades efectivas de llegar a gozar de una ocupación satisfactoria suelen estar directamente relacionadas con la calidad de la educación recibida, con el esfuerzo empleado y con lo que se haya podido progresar en la escala académica. Esto se ha sabido siempre y por eso los regeneracionistas, a los que pronto tendremos que empezar a releer, vinculaban tan estrechamente escuela y despensa, remedios complementarios al analfabetismo y la pobreza que consumían a España. En la Junta de Andalucía tampoco ignoran esa relación, pero en su acción política siempre ha pesado más otro convencimiento: que controlar la educación, a los educandos y a los profesores, es un arma imprescindible para la hegemonía política y cultural, para el adoctrinamiento de las nuevas generaciones. La vieja raíz totalitaria del socialismo andaluz se manifiesta en esa desconfianza hacia la comunidad educativa libre, especialmente hacia las familias, y en la sistemática vulneración de sus derechos naturales. Socialismo y libertad casan mal, pero en educación son incompatibles.

Las coincidencias, como las armas, a menudo las carga el diablo. La publicación de los datos de la evolución del paro en febrero y la decisión de Susana Díaz de recurrir ante el Constitucional la nueva ley de Educación, amén de la actitud obstaculizadora a su implantación, evocan una misma realidad. Mientras todo ha sido crisis, la calamitosa situación laboral de Andalucía podía disimularse en el marasmo general. Lo peor no sería ya que estemos mal, muy mal, sino que sigamos así cuando a los demás empiece a irles mejor. Lo mismo podría decirse del fracasado sistema educativo andaluz, uno de los más ineficaces de España. Ya es sintomático que las regiones que por su cuenta han ido aplicando desde hace años principios que la Lomce asume, como Madrid, Castilla y León o La Rioja, hayan mejorado sustancialmente sus índices educativos en los últimos tiempos. Si la Junta, por puro interés ideológico y político bloquea la reforma de la educación en Andalucía, estará contrayendo una enorme responsabilidad. Los comisarios políticos que han hecho de ella su particular campo de experimentación pedagógica y social frente a una sociedad indefensa saben lo mucho que se juegan. Todo.

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