Editorial: Griñán, austeridad y más impuestos

EN su primer Debate sobre el estado de la Comunidad desde que es presidente, José Antonio Griñán anunció ayer un prolijo plan de reducción del déficit público y, con menos concreción, de impulso a la recuperación económica y el empleo. Lo más destacado del programa antidéficit es el aumento del IRPF en el tramo autonómico para los andaluces que ingresen más de 80.000 euros anuales (el tope más bajo de los decididos hasta ahora por las comunidades autónomas), además de los nuevos impuestos y tasas sobre los depósitos financieros, las bolsas de plástico de un solo uso y residuos radiactivos, los vehículos altamente contaminantes y el céntimo sanitario sobre los hidrocarburos. En el capítulo de disminución del gasto destacan la reducción a casi la mitad de las empresas públicas, la bajada de retribuciones, la concentración de sedes y las restricciones en publicidad, protocolo y vehículos oficiales. El conjunto de medidas presenta un signo claramente socialdemócrata, aunque no podemos ignorar que sus efectos en la actual situación de crisis no son todos positivos. Como se encargó de denunciar la oposición, la austeridad en la Administración continúa siendo insuficiente ante la evidencia de unas estructuras infladas y clientelares. En lo que se refiere al aumento de la presión fiscal, su efecto recaudatorio será escaso y, por el contrario, puede tener repercusiones indeseables para el objetivo prioritario de volver a la senda del crecimiento económico y detener la destrucción de empleo, el mayor problema de la región. Además, el hecho de que más de la mitad de lo que se pretende ahorrar durante el ejercicio de 2010 por la vía del gasto se endose a una llamada "reprogramación de las inversiones directas y gastos de capital" (más claramente: bajada o aplazamiento de inversiones públicas) significa retrasar la ansiada recuperación. Por el contrario, las medidas de impulso contenidas en el programa tienen mucha menor relevancia y están por debajo de la contundencia que se requiere. La oferta de Griñán para los tiempos difíciles contiene iniciativas necesarias y socialmente satisfactorias, pero insuficientes para afrontar de verdad la crisis.

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