cartas desde manila

Carlos / Juan /

Economía para el puente

LO siento por los economistas con mando en plaza, a los que remito esta carta con la esperanza de que alguno intente rebatir por escrito su contenido. Lo siento porque tengo la impresión de que comparten defecto con algunos periodistas. Y es que fastidia que, según los casos, la realidad te arruine una buena historia o una buena política. Albergo la sospecha de que las decisiones se toman haciendo proyecciones bajo condiciones ideales del mercado, no bajo las condiciones reales.

Imaginemos que Javier Manterola, que no es gaditano, diseña un puente basándose únicamente en libros de mecánica, desde Newton hasta el último descubrimiento. 20 tirantes permiten soportar en el tablero una masa de 10, por lo tanto con 40 conseguiré 20. ¿Qué hay levante, qué hay factores de corrosión, qué la naturaleza del terreno no es exactamente la recogida en los libros de ecuaciones y vectores? Ah, perdone, yo no soy de allí. Ocurriría lo que ha pasado en un puente metálico cerca de Manila, se paran tres camiones cargados de grava y el puente se cae.

Evidentemente esto no es así de modo que, sin perjuicio de los parones, hay muchas personas dedicadas a medir el gaditanismo del puente para que aflore hasta en los tornillos que fijen la placa. Exactamente igual que en la Economía. Pero al final la ecuación lineal, la más simplona, es la que está sobre las mesas de despachos de Bruselas, de Berlin, de Madrid. Si reduzco el gasto público, si modero los salarios, si privatizo... llegaremos al 3,25 por ciento de crecimiento de Filipinas en el tercer trimestre pero también a que a una ciudadana de su capital le hayan secuestrado en un hospital su bebé durante cuatro meses por no poder pagar la factura de los cuidados de un prematuro. Tiene que reunir 118.000 euros.

Un ejemplo de microeconomía ajena en medio del macropuente. Perdón, si son ustedes sensibles, por habérselo estropeado.

P.D. Para acabar con este vergonzoso secuestro sólo ha sido necesario publicar la noticia en un periódico. No piensen que son costumbres locales.

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