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El Alambique

alejandro / barragán

Dulces suelos

E ndulzan los adoquines porque quieren un suelo dulce y alegre, infantil, de colorines, crujiente y plastificado. Azucaradas las calles, los niños dormirán tranquilos. Y ríen más felices. Igual que las moscas. Y los perros, locos, tratando de quedarse ciegos. Endulzan el suelo porque así brilla más y se consigue mayor agarre, evitando posibles caídas y ayudando al mismo tiempo a fortalecer los gemelos y otros músculos. Endulzan las calles en un astuto guiño de respeto hacia las dentaduras, las dietas o las alergias de cada uno. Caramelizan los adoquines, el asfalto y las aceras, por no dejar un rastro de tristeza grisácea allá por donde pasan. Nos dulcifican el suelo para combatir la amargura que campa por encima.

Endulzan las calles porque no se puede endulzar otra cosa cuando se anda todo el día mirando para abajo. Cultivando golosinas, sembrando caramelos al voleo, a ver si crecen y se reproducen, el mundo sería mejor, sin duda.

Con todo y con eso, siempre hay quien se queja. Y mira que dicen que a nadie le amarga un dulce. Y menos, regalado. Y ya no digo nada si son muchos dulces. Pero bueno, cuando endulzan tanto los adoquines, como este año, y nadie recolecta los caramelos, se dictamina que algo no funciona. Automáticamente, se comienza a especular con cambiar de estrategia. Buscar una alternativa: espolvorear las calles con edulcorantes, sin grasas, sin gluten, sin iva, sin plásticos; si no crecen ni dan fruto, que al menos se biodegraden con comodidad. Habrá quien pida que se deje el suelo amargo y gris, como el resto del año, y que solo lancen hologramas, lucecitas o videojuegos. Y también, claro, saldrá quien sugiera invertir el proceso; que sean los niños quienes endulcen las carrozas.

Pero lo más importante es que, sin saberlo, el futuro ha quedado ya endulzado. La muestra está en esos niños pequeños, ya con dignidad, que han sabido rechazar públicamente los caramelos que no les gustan, aunque sean gratis y en cantidad. Ellos son el dulce ejemplo a seguir.

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