Llevamos muchos años con la cantinela de que somos una sociedad donde se sublima lo individual por encima de todo, pero hay hechos que día tras día ponen en entredicho esta aseveración. En plena época de crisis hay muchos que han arrimado el hombro de manera económica o, simplemente, con la compañía y el voluntariado con la gente que lo estaba pasando mal. Otros se han jugado la vida tratando de rescatar a los inmigrantes en el mar. Ejemplos hay a montones afortunadamente. Pero si hay en algo en el que los españoles nos caracterizamos por estar los primeros en estadísticas positivas es en el número de trasplantes de órganos que se producen cada año. Algo que en nuestra cultura está tan arraigado, en otros lugares el regalo de la vida es mucho más complicado. Por ello, por todos aquellos familiares y por los donantes que lo dejaron dicho en vida, me quito el sombrero.

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