Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Donaciones

Los políticos de izquierda, en vez de proponer una reforma fiscal razonable, prefieren discutir sobre la plurinacionalidad

Varias asociaciones de defensores de la sanidad pública se han quejado de las donaciones de tecnología punta para el tratamiento oncológico que ha hecho Amancio Ortega. España debe de ser el país que tiene el mayor número de quejicas del universo. Y a este paso, algún día se creará una asociación de víctimas del gordo de la lotería: esos ganadores, pobrecitos, a los que el dinero sólo les duró unos cuantos años y luego volvieron a ser tan pobres como antes. También ellos, imagino, protestarán algún día por su mala suerte y exigirán que el Estado atienda sus reivindicaciones. Ya sé que estoy hablando de algo que no existe, pero está claro que nos gusta quejarnos por cualquier cosa, sobre todo por cosas intrascendentes. Y en cambio, las cosas que son verdaderamente importantes -el cambio climático, el desastre educativo, las pésimas condiciones laborales de muchos trabajadores- nos suelen traer al pairo.

Es posible que la donación de Amancio Ortega signifique muy poca cosa para un hombre que posee la cuarta fortuna del mundo, es decir, unos 70.000 millones de euros. Pero antes que protestar por su donación, habría que protestar por la política fiscal española que penaliza descaradamente a las clases medias y favorece de forma igualmente descarada a las grandísimas fortunas que pueden crear fundaciones y sociedades pantalla y mil recursos para pagar menos impuestos. Hoy por hoy, paga muchos más impuestos en España una persona que gane 60.000 euros al año, si esos euros proceden de una nómina, que una persona que gane cien millones provenientes de fondos y bonos y Dios sabe qué. Y eso, se mire como se mire, es una injusticia manifiesta que podría tener remedio, aunque nuestros políticos de izquierda prefieran discutir sobre la plurinacionalidad -que nadie sabe qué es- en vez de proponer una reforma fiscal razonable.

Además, la donación de Amancio Ortega tiene una ventaja adicional: sabemos que su dinero va directamente a nuestra sanidad pública. En cambio, cuando nosotros pagamos nuestros impuestos nunca sabemos si acabarán financiando los gastos de un burócrata que se dedica a empujar papeles con la nariz o de un misterioso Observatorio (o Agencia o Gabinete o lo que sea) destinado a tareas que nadie ha logrado averiguar jamás. Puestos a elegir, mucho mejor quedarse con el material oncológico.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios