La Diputación como los ricos

En el Instituto del Rosario harán lo mismo que suelen hacer los banqueros y gente así, exponer sus cuadros

A la Diputación Provincial de Cádiz parece que le sobra el dinero. Al menos, la decisión que ha adoptado Irene García, con los votos de su equipo de gobierno, es propia de un nuevo rico. Gastarse 3,5 millones (de ellos 2,2 millones subvencionados) en adaptar el edificio del antiguo Instituto del Rosario para su colección de arte contemporáneo. Es lo que suelen hacer los banqueros y gente así, exponer sus cuadros, para demostrar que han invertido las ganancias con un sentido cultural, en vez de gastárselas en juergas como en la Faffe. Pero presentar eso como un nuevo Museo de Arte Contemporáneo que la Diputación le aporta a la ciudad de Cádiz es un comecocos. En ese edificio tan céntrico se podrían hacer proyectos mejores.

Con éste, habrá dos museos de arte contemporáneo en Cádiz. Eso lo dijo el ex presidente y portavoz del PP, José Loaiza, en el último pleno de la Diputación. Pero se podría añadir más. Resulta que el otro museo contemporáneo de la ciudad es el ECCO, instalado en los antiguos cuarteles del Parque, justo donde presentaron la candidatura de Adelante Cádiz, a la vera del Valle de los Caídos, pero el de Costus. Ese espacio se inauguró por el equipo de gobierno de Teófila Martínez para los actos del Bicentenario, después de una ejemplar rehabilitación de la que se hicieron eco algunas revistas de arquitectura. Después (y tras la salida de Lorena Benot), con la nefasta política cultural que siguió, el ECCO ha ido languideciendo, hasta el punto de ser uno de los espacios culturales menos visitados de Cádiz.

Así que la Diputación, que no tiene su Valle de los Caídos, ha optado por añadir otro espacio para el arte contemporáneo en el Instituto del Rosario. Se presentó como una película de fantasías animadas, como un gran acuerdo con los agustinos para recuperar el inmueble, poniendo fin al litigio, con unas contraprestaciones modestas, limitadas al espacio que utiliza la parroquia. También se ha resaltado que será un gran edificio domotizado para el uso sostenible y "un motor de desarrollo cultural" con sus salas. Como si no hubiera otras salas en Cádiz. La utilidad no parece la mejor de las posibles para la ciudad, sino para ellos.

La Diputación adquirió la propiedad del Instituto del Rosario tras un acuerdo con la Junta en 2010, a la que cedió la parcela de la antigua IPG en San Severiano. Es otra ironía del destino. Nos muestra que en Cádiz muchos solares y edificios tienen un uso equivocado y caprichoso, con proyectos que van alterando, sin pensar en lo que más conviene a los ciudadanos.

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