Dimita, Villero

Lo que debería haber hecho es irse del todo ya que tan infeliz venía siendo en el partido de Albert Rivera

La sorpresa del portazo que ha dado el concejal de Cs Domingo Villero es similar a su deseo de continuar como concejal auto representado, también llamado 'no adscrito'. En Cs Cádiz pasa algo, eso está claro. Abrieron la puerta para que salieran los dos anteriores concejales que tan buen trabajo político hicieron, por motivos para mí desconocidos. Y ahora esto, lo de Villero digo. Que se queja con amargura de lo que se ha visto obligado a votar algunas veces. Qué bueno, no sabía que la política es esto, votar unas veces lo que crees que se debe y otras lo que se acuerda por mayoría o llega de arriba. Teófila Martínez me dijo un día que ella era del PP porque estaba de acuerdo "al 60%" con el partido, como mínimo. El concejal de Ciudadanos no ha llegado ni al 40% y ha dicho parad que me bajo, pero sin bajarse del todo. O sea, sigue el viaje pero en uno de los asientos de atrás del autobús. Porque cree que son muchos los que votaron a Ciudadanos por él, porque él iba en la lista. ¿Cuánto son muchos? Es una cantidad indeterminada, en español.

Muchos son muchos pero no ha puesto la raya entre los muchos y los pocos con relación al número total de votos que tuvo el partido en las municipales. Un pataleo, no me cabe duda. Cuando lo que debería haber hecho es irse del todo ya que tan infeliz venía siendo en el partido de Albert Rivera.

Villero no lo sabe pero su 'caso' suma a las convicciones de un asunto muy debatido de nuestra democracia representativa: la propiedad de la representación. ¿Es de la persona o es del partido?

La solución sería muy sencilla si votáramos listas abiertas pero votamos listas cerradas y bloqueadas. Domingo Villero iba en la lista cerrada y bloqueada de Ciudadanos, no tuvo votos particulares. Pero eso no le importa porque dice estar convencido de que 'muchos' votaron a Cs por él, o sea, a él mismo. Y se debe a ellos. Esto es formidable, porque se ha repetido mil veces en muchos pueblos durante la democracia vigente.

Fuera del conjunto, el individuo ya ha logrado la libertad de votar lo que quiera y por el que quiera, con los resultados y consecuencias que se conocen. Pero el agua no le ha llegado al cuello a la Democracia para que se ponga remedio de una vez con algún procedimiento legal. Como las listas abiertas o un amarre completo a la formación en la que se integre el candidato. Muy complicado, sin duda. Mientras tanto, ahora en Cádiz, dimita, señor Villero, haga el favor.

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