Línea de fondo

melchor Mateo

Días para sacar pecho

NUNCA me ha gustado la cara de condescendencia con la que me han mirado durante toda la vida los seguidores de los dos gigantes. Esa cara de perdona vidas, de "a mí siempre me habéis caído bien" escondía detrás un desprecio, no estábamos en la misma división que ellos y sólo nos querían cuando querían hacerle la puñeta al otro.

Pero esas caras han cambiado y, aunque no sabemos por cuánto tiempo, ahora expresan preocupación y se preguntan si aguantaremos todo el año. La mejor muestra de que la condescendencia se ha transformado en respeto es cuando te echan en cara que has recibido ayudas arbitrales.

Cuando te has pasado media vida preguntándote por qué eres del Atleti, viviendo en el filo de la navaja del fracaso cada temporada, sintiendo los triunfos y los títulos como algo ajeno pero inoculado cada vez más por ese veneno rojiblanco, perdonen que hoy saque pecho y disfrute de que seamos un equipo admirado.

El fútbol español está reclamando una tercera vía que dispute el negocio al binomio imperante, aunque unos lleven un motor Ferrari y los otros no pasen de tener un utilitario muy bien cuidado, pero que no deja de ser un coche de calle. Los chicos de Simeone han conseguido que se hable de ellos por sus méritos, por un estilo de juego muy claro y por tener una fe que mueve montañas.

Y aunque sé que llegará el día en el que la cara de condescendencia vuelva a sus rostros y me recordarán que no estábamos preparados para vivir a tanta altura, el disfrute de estos días, meses y años en los que el Atlético de Madrid ha vuelto a ser el protagonista es genial. Y aunque muchos dicen que volvemos a ser el grande que fuimos un día, los atléticos nunca hemos abandonado ese estado. Como dijo el gran Paolo Futre un día: "¿Irme al Madrid? No, estoy en el equipo más grande del mundo. Aunque la historia no dice eso, sí lo dice mi corazón".

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