EL ALAMBIQUE

Rafael / Sánchez / González

Días de paraguas

HA sido una semana de lluvias. El agua ha servido para regar los sedientos campos y limpiar las polucionadas ciudades aunque al mismo tiempo ha provocado una cierta zozobra en algunos desfiles procesionales de la Semana Santa. Cogimos el paraguas para refugiarnos del tiempo primaveral, que ha traído sol, nubes y chaparrones más o menos intensos. Pero el problema del paraguas no estriba solo en estas cuestiones, sino por la que nos puede caer en lo alto si definitivamente se aprueban los Presupuestos Generales del Estado, duros y estrictos, y por ende los regionales y municipales. La cuestión central será como podremos aguantar este chaparrón.

Los diversos representantes políticos han realizado todas las posibles explicaciones. Los ciudadanos inexpertos en materia económica, solemos quedarnos boquiabiertos con las mareantes cifras de millones de euros que debemos pagar y sus intereses, todo ello en consonancia con la situación socio-económica que estamos viviendo, derivada de la burbuja inmobiliaria y de la dependencia turística-veraniega de nuestra economía. Sin embargo, lo que parece fuera de lugar es que después de tantos años de Unión Europea y de moneda única, volvamos a escuchar a la presidenta del gobierno alemán, la señora Merkel, decirnos que la solución de nuestro paro y solvencia económica es irse a trabajar a su país, dado el paupérrimo desarrollo industrial español, o por lo menos andaluz.

Otra vez volvemos a los años 60 del siglo pasado y a su correspondiente emigración, con una salvedad, que ahora se solicitan titulados universitarios superiores. Esto significa que la inversión realizada para formar a nuestros jóvenes en las mejores condiciones con el dinero de nuestros impuestos, para su bien y el de nuestro país, solo tiene parte de solución en el fomento y desarrollo de otros países. Y yo me cuestiono, ¿cuando será que las empresas europeas inviertan en nuestras zonas más deprimidas y faciliten los puestos de trabajo?. Si esto ocurriera, a lo mejor podría escampar, cerraríamos los paraguas, y el sol saldría a gusto de todos.

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