Diálogo y bolsillo

Lo negociable es el momento en que abandonemos el Reino de España y nos convertimos en República

En una otra vida que tuve la oportunidad de vivir conocí una variable del diálogo que ahora se expone un mucho sin pudor. Se trataba de influenciar en algunos periódicos y periodistas muy críticos con la Exposición Universal de Sevilla. Las relaciones con los medios y, en general, la Comunicación del gran evento, como se decía entonces, se la había encomendado a una empresa multinacional la Sociedad Estatal Expo'92. Un americano se había allegado a Sevilla para hacer el trabajo en nombre de la multinacional, entre otros. Yo asistía a las reuniones en las que se trataban estos asuntos en nombre de la Comisaría General. En general eran soporíferas y observaba al americano haciendo esfuerzos para no mostrar lo que realmente llevaba dentro, que era un sentimiento de superioridad y no siempre un entendimiento correcto de las situaciones que se planteaban. Abreviando, un día -era hombre temperamental, sanguíneo- tal vez exasperado por lo que se trataba se puso de pie y se metió la mano en el bolsillo, extrajo su monedero y lo cogió con dos dedos mostrándolo al reducido grupo que formábamos allí. "Ésta es la solución del problema", sentenció. Todos nos callamos. Yo pensé entonces -y no me he movido- que estaba muy equivocado y que el periodismo sevillano en particular, y el español en general, no se movían en ese circuito. Imposible que pensara de otro modo aquel hombre, que de seguro lo había experimentado en otras misiones, otras empresas, otros ámbitos.

A menudo pienso en esta obscena escena acerca del diálogo necesario: El monedero. No priman los argumentos, las conveniencias, las reglas del juego, y la Ley, las leyes. No, se trata del ¿esto cuánto vale? Se lo atribuyen, entre otros, al ex molt honorable Jordi Pujol y al todavía molt honorable Artur Mas: A más dinero, menos independencia -dicen que dijeron. Cosa que ya no es suficiente porque la puja ha subido. Es como decir, el dinero que hay que poner es innegociable, lo negociable es el momento en que abandonamos el Reino de España, nos convertimos en República y establecemos nuestro brexit particular… con España. Sobre la base, quiero creer, del secuestro de varios millones de españoles-catalanes a los que la historia los cogerá en ese terreno de nadie que se llama la impunidad política de la cobardía de quienes no se plantan y defienden la Nación indivisible "hasta la última gota de su sangre". Posición negociadora que quizá haría entrar en razón a más de un irrazonable, por cierto. Estamos en esta dicotomía ahora, en la negociación del monedero, como primer escalón de un acuerdo imposible. Salvo que esté equivocado.

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