Con la venia

Fernando Santiago

Despilfarro

En España tenemos la costumbre de usar el dinero público como si no tuviera dueño. Ya saben el refrán "lo del común lo del ningún". Siempre he admirado la idea anglosajona de la propiedad pública: eso que dicen en las películas "tenga cuidado que es propiedad del contribuyente". Aquí se actúa siempre como si el dinero público no se fuera a acabar nunca, como si el Estado nunca pudiese quebrar. El mejor ejemplo es la obra pública: en vez de invertir en educación, en investigación, en apoyar la innovación , estamos obsesionados con resolverlo todo a golpe de obra pública. Tenemos desde Joaquín Costa un apego extraordinario al hormigón y al cemento. La obra pública crea empleo durante su realización pero luego no tiene por qué. En los países nórdicos meditan cada obra pero no reparan en gastos con la educación. Los ejemplos son incontables y terminan siendo campo de batalla para la política: si se hace o no tal obra que era imprescindible, sea quien sea quien gobierne. Por poner un ejemplo: siempre pensé que era perfectamente prescindible la autovía Jerez-Los Barrios. Hacer una autovía en medio de un parque natural prácticamente despoblado me parecía una insensatez. Si ahora alguien circula por la autovía verá que tiene escaso tráfico . Eso sí, el puerto de Algeciras parece que tiene una salida por carretera, cuando si acaso había que haberle procurado una por ferrocarril, a pesar de que la mayoría de su tráfico de contenedores tiene como  destino al trasbordo. ¿No hubiera sido más interesante una autovía por la costa que sirviese a mayor cantidad de población y al desarrollo turístico? Se dijo entonces que se harían las dos , lo que supone un despilfarro de recursos públicos extraordinario: dos autovías paralelas a escasos 20 kilómetros. Cuando la campaña por la liberación del peaje de la autopista se movilizó toda la población como si fuera un crimen pagar 9 euros por ir a Sevilla. A raíz de aquello se acordó convertir en autovía la carretera nacional que corre paralela a la autopista.

El nuevo puente sobre la Bahía va a costar 300 millones ¿no hubiera sido más interesante duplicar el tablero del Carranza y mejorar la red viaria de la ciudad de Cádiz? El puerto de Sevilla, como se ha destacado esta semana, va a mejorar su infraestructura con una nueva esclusa y un dragado por importe de 200 millones, estando a 100 kilómetros el puerto de Cádiz. Eso es actuar como si el dinero público no se fuese a acabar nunca. El puerto de Cádiz va a construir una nueva terminal por 90 millones situada junto a la ciudad y en el extremo de la península ¿no hubiera sido más sensato mejorar las instalaciones del Bajo de la Cabezuela? De manera paralela la Universidad tiene que recortar su presupuesto.¿Nos estamos volviendo locos? Al final los políticos actúan como los ciudadanos: el problema de España no es tanto el endeudamiento público como el privado. La gente ha vivido por encima de sus posibilidades durante años y ahora vamos a pagar las consecuencias. No estaría de más una reflexión sobre cómo se emplea el dinero de todos, que es lo mismo que discutir sobre el futuro .

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