Valcárcel es un torbellino de confusión. Un proyecto que estaba encaminado más de boquilla que de hechos, unas dudas generadas con el cambio de gobierno, la falta de concreción, una negativa y de nuevo un rayo de esperanza. El regreso de la Facultad de Ciencias de Educación a la capital gaditana está siendo un embarazo complicado que todavía está muy lejos de ver la luz. Cádiz parece que tiene un gafe con algunos proyectos. Un castillo de San Sebastián que quedó en unos dibujos de Gaspar Zarrías, una Ciudad de la Justicia reducida a la mínima expresión, un hospital que se quedó metido en un cajón sin que nadie se atreva a decir que eso no se va a hacer en la vida. Vivimos de ilusiones que se tornan en decepciones. Por más que pasan los años, nunca aprendemos. Para todo vale la frase de Teresa Bonilla: "Eso, con suerte, lo verán nuestros hijos o los nietos".

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