De reojo

Antonio Méndez

Derrota y vuelta en campo contrario

DURANTE una parte del debate del lunes, entre los asesores del PP sobrevoló el fantasma de Nixon. El protagonista junto a John F. Kennedy del primer cara a cara televisado de la historia. El aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos sudó a chorros, ofreció una imagen demacrada y el traje gris que vestía se difuminó en una pantalla entonces en blanco y negro. En septiembre se cumplirán 55 años de aquel episodio que los expertos aseguran que le causó la derrota. Aunque los que escucharon el espacio por la radio, le dieron claro vencedor.

Pero el paralelismo actual, con un 10% de espectadores, guarda más semejanza con el enfrentamiento de mayo pasado en la previa de las europeas entre Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano. Aparte de suficiencias masculinas, Cañete quedó lastrado visualmente por una persistente espumilla de saliva en su boca. La sialorrea también amenazó algunas intervenciones de Juan Manuel Moreno Bonilla. Pese a que de los seis sorbos de agua que transmitió Canal Sur en la primera parte del debate, tres los ingirió el candidato popular.

Susana Díaz aplacó nervios con un par de tragos y más con los tirones a su arremangada chaqueta. Difícil pronosticar quién ganó el primer envite. Pero hay pocas dudas de que ella salió perdedora. Sorpresa hasta para los rivales. A Moreno Bonilla le tutelan la campaña Rajoy y su Gobierno, en desfile constante porque sólo confían en la marca PP.

El último cara a cara en Andalucía con expectación y desenlace parecidos enfrentó a Chaves y Arenas, en junio de 1994. El socialista nunca destacó ni por su desenvoltura ni por su depurada dicción. Aquella legislatura había concluido con 250.000 parados más. Nadie daba un duro por él. Pero forzó las tablas. Ahora Díaz jugará la vuelta en campo contrario, RTVE, y con resultado adverso.

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