Ocho años para alcanzar la elite y uno sólo para disfrutarla. En medio de la vorágine del fútbol, muchos son los deportes que quedan relegados a ser seguidos por una minoría y padecen más que nunca la crisis. El único club de la provincia que quedaba en la máxima categoría de su deporte ha sido el último en caer.

El CV Puerto Real alcanzaba la gloria hace un año tras un largo camino. El ascenso a Superliga, para que nos entendamos, la Primera División de voleibol, era todo un sueño para un club humilde, de pueblo. Entonces, todo fueron manos amigas, sonrisas para la foto de la victoria. Parecía que la entidad no tendría problemas. Una vez inmersos en la competición, la realidad fue muy distinta y el dinero no alcanzaba. Pero el equipo tiró de casta logrando la salvación. La permanencia real, en cambio, iba a costar y finalmente no ha podido ser. El presupuesto para la 2010/2011 rondaba los 300.000 euros. Una cantidad que en el mundo paralelo de los Florentino o Laporta es irrisoria. El Madrid tenía esta temporada un presupuesto de 420 millones de euros y los blaugrana, el más amplio de su historia, 405 millones. No queda ahí, el proyecto del vecino Xerez CD en su debut en Primera costaba 20 millones y si descendemos varios peldaños encontramos al Algeciras, ¡en Tercera!, con una partida de casi 500.000 euros. Los clubes de la LFP reciben derechos televisivos, los de voleibol deben pagar 7.000 euros si les retransmiten un partido. Sólo son algunos ejemplos.

El club de la Villa ha renunciado a su plaza y será cubierta por un conjunto de Zaragoza que descendió como colista con menos de la mitad de puntos que los puertorrealeños. La justicia del deporte. Se ha marchado sin hacer ruido, por la puerta trasera. Mientras, los aficionados al ¿deporte?, los periodistas ¿deportivos?, los políticos y en definitiva, la masa, seguimos pendientes de que arranque el Mundial, el Cádiz se salve, ascienda el Betis o quizás vemos entretenidos la nueva gesta del ya multimillonario Rafa Nadal.