Desde tribuna

José Joaquín León

Demasiados obstáculos para ganar

EN el Cádiz-Tenerife se vio que no basta con los tres fichajes, que aún no están acoplados, para remontar el vuelo. Hay males endémicos en este equipo, que no tiene un organizador con criterio, que ha perdido a Lucas Lobos, su futbolista de más talento, y, por si fuera poco, muestra un nerviosismo y precipitación ante la portería rival que le lleva a fallar ocasiones muy claras.

Fue una pena, porque el Cádiz debió ganar. No supo aprovechar las carencias de un Tenerife que fue nulo en ataque por la ausencia de su goleador Nino y que concedió facilidades atrás para los contragolpes amarillos. Pero Dani, Enrique y Natalio desaprovecharon contras muy claras, cuando en teoría les va este juego.

El Cádiz tuvo demasiados obstáculos para ganar. De entrada salió con una alineación que no parecía la más adecuada. Calderón está optando otra vez por decisiones que sólo entiende él, como poner a Parri en la banda izquierda, entre otras, y que son las que le dan peor resultado. En el centro del campo falta coherencia para construir el juego desde atrás, y se nota la ausencia de Diego Rivas, que hace él solo lo mismo que los dos que juegan cuando él no está. Para colmo de desgracias, ayer le tocó al Cádiz otro árbitro impresentable de los muchos que pululan por Segunda, Mateu, que se tragó un penalti a Dani en la primera parte que hubiera cambiado el partido, pues además debía haber expulsado al portero Juan Pablo. Un árbitro desorientado en las bandas, donde sus auxiliares señalaron al Cádiz tres fueras de juego inexistentes en jugadas claras de gol.

Era obvio que si el Cádiz marcaba ganaría este partido. Pero, con tantos inconvenientes, no estaba la tarde carnavalesca para alegrías. En el ataque Calderón sí lo intentó con todo: puso a sus cuatro puntas. A Natalio le falta compenetración. Apunta detalles, pero de ahí no ha pasado. A Dani, que da la cara arriba, le sobra esa ansiedad que le hace malograr jugadas muy claras por un exceso de nerviosismo. Con más sosiego sería más efectivo. En cuanto a Bangoura se le vieron muchas ganas. Es un jugador de características distintas, que si no recibe buenos balones poco puede hacer. Y Gastón Casas sólo jugó tres minutitos simbólicos, más la prolongación.

El Cádiz creó más peligro cuando Enrique y Cristian entraron por la banda derecha. Enrique es la irregularidad personificada. Ayer fue el que más lo intentó, sobre todo en la segunda parte, pero sus remates raramente van a la portería. Tampoco Kosowski, en pleno periodo de adaptación, estaba en condiciones de ser el salvador. Debutó por la banda izquierda, donde Parri dejó muy claro que ese no es su sitio, en el caso de que sea capaz de ganarse un sitio.

En Segunda hay mucha igualdad. Los partidos se ganan o se pierden por pequeños detalles, que el Cádiz pocas veces aprovecha. Los tres nuevos fichajes quizá han llegado tarde. Sólo queda confiar en el cuento de la lechera de ganar cuatro o cinco partidos seguidos, que a veces pasa y producen un impulso hacia arriba, como el del Castellón, coincidente con la llegada de Pepe Murcia al banquillo. Pero si no llega esa reacción, sólo nos queda el realismo de ver las cosas como son.

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