Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Damnatio memoriae

La lápida retirada solo recordaba su oficio de escritor, por lo que es una manera injusta de aplicar la ley

Durante 40 años el régimen franquista les hizo todo tipo de homenajes a sus seguidores poniendo sus nombres en calles, plazas, edificios públicos e iglesias.. La transición hizo un pacto por el olvido que pasados los años está en revisión con las leyes de Memoria Histórica que tienen como fin, en primer lugar, rescatar del olvido a las víctimas del franquismo y retirar del espacio público los tributos a quienes secundaron el golpe de estado. Me parecen leyes justas, aunque no lo parecieran no habría que cumplirlas. Dudo que sean de aplicación para la tumba de Queipo de Llano en la basílica de la Macarena, propiedad de la Hermandad, es a sus hermanos a quienes corresponde decidir, los demás deberíamos mantenernos al margen. No podemos pedir que los que promovieron el proceso independentista paguen con las penas a las que fueron condenados y luego saltarnos otras leyes. Es de justicia que se exhumen los cadáveres de las cunetas y se recuerde a las víctimas. No debe haber calles con nombres vinculados a la guerra civil. La familia Carranza, alcaldes de Cádiz y de Sevilla, lo fueron por su participación en el golpe, no fueron elegidos por sus vecinos, así que me parece normal retirar sus nombres. Cosa distinta son los escritores que aparte de una actividad política en su día, han hecho una obra, por muchas opiniones que se tengan sobre su valía. Un escritor que apoyó la dictadura de Franco o los crímenes de Stalin no tiene que ser borrado de la memoria porque su obra merece reconocimiento. Alberti y Pemán, amigos durante años, son ejemplo de ello. Hay testimonio de las cartas que se cruzaron y del apoyo de Pemán a los homenajes al escritor portuense en el exilio culminado con el abrazo que se dieron en la plaza de San Antonio en febrero de 1981.Está fuera de duda el apoyo exaltado de Pemán al golpe de estado, en sus vehementes discursos y en "El poema de la Bestia y el Ángel". También está claro que Pemán promovió la depuración del magisterio español en los breves meses en los que formó parte de la Junta de Burgos, salvó la vida del abuelo de Pérez Llorca, el padre de Haro Tecglén o se negó, como director de la Academia de la Lengua, a expulsar a los exiliados. Católico y monárquico antes que nada, viró hacia posiciones templadas a lo largo de su vida hasta defender la causa de una monarquía parlamentaria. De su archivo han desaparecido de manera misteriosa los diarios de 1936 por lo que no sabemos si participó en la conspiración. Sí sabemos de su extensa obra y de su papel como promotor de todo tipo de actividades culturales en la ciudad de Cádiz. La lápida retirada solo recordaba su oficio de escritor, por lo que es una manera injusta de aplicar la ley.

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