DGT vs. BD

El BD tiene la pretensión de prever con exactitud el comportamiento humano sin margen para la libertad

Nunca había escrito una loa a la DGT. Multas aparte, ni lo de "dirección" ni lo de "general" ni tampoco el "tráfico" son conceptos que despierten mi entusiasmo. Siento la querencia, por un lado, del anarquismo ibérico y, por el otro, del iusnaturalismo escolástico. Eso de las normas arbitrarias de circulación me da cierta alergia. Los controles me sacan de quicio.

La última campaña de la DGT para esta Semana Santa ha ganado mi corazón, sin embargo. "Hagamos que el Big Data se equivoque" es su claro clarín, y nos convoca a una batalla. El enemigo de mi enemigo lo es mío y resulta urgente derrotar al Big Data. Ahí, incluso la DGT, puede contar conmigo.

Resulta que, aplicando los datos informáticos, se sabe con antelación que un número exacto de personas morirán en accidentes de tráfico estos días. ¿Hay algo más necesario que romperles todos los pronósticos a esas frías máquinas?

Recuerdo un verso de un poema de Francisco Gálvez que cantaba Aquaviva y que decía: "El último soldado estadísticamente muerto espera". Yo tendría doce años y tengo muy mala memoria. He cumplido muchos años y he empeorado mi memoria, pero la impresión que me causó aquel verso no la he olvidado. La estadística puede determinar, como una Parca moderna, quiénes y, sobre todo, cuántos serán los muertos futuros. En este caso es muy macabro, pero el atentado con la libertad es el mismo cada vez que el Big Data predice con exactitud el comportamiento humano. Las brujas de Macbeth son unas aficionadas en comparación con la Inteligencia Artificial, aplicada a todo: al cáncer, al tráfico, a las guerras, a los viajes, a las modas, al consumo…

La llamada a la rebelión de la DGT urge. Por las vidas que hay que salvar en las carretas españolas y, además, por la libertad humana que necesitamos reivindicar a cada momento contra los sutiles hilos (cables) de la informática y su ciego cálculo de probabilidades.

No sólo la vida, sino lo mejor de la vida, es siempre inesperado, sorprendente, libérrimo, personal e intransferible, e incuantificable. Y todavía más. Hay otro gran acierto implícito en la campaña de la DGT. Su llamada a sublevarse contra los dictados del Big Data apela a nuestra ansia de libertad y a nuestro instinto humano de rebelarnos contra la predestinación; pero lo hace convocando a nuestra responsabilidad. Un delicado recordatorio -que salvará vidas- de que libertad y conciencia van siempre juntas.

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