La tela ocupa últimamente la polémica en el Ayuntamiento. Mucha por cortar. Después de que la enseña nacional fuera a por tabaco en la plaza de Sevilla, ahora esas banderolas están bajo sospecha por un presunto atentado a edificios con valor. Clavaítas a la pared donde quiera que haga falta. Todo sea por conmemorar el bicentenario, del que lo único tangible que tenemos, amén de 4.358 proyectos de 1.764 consorcios y asociaciones, son las dos mesas donde se firmó la Constitución de 1812. Una está en Málaga y la otra es la del despacho del obispo de Cádiz y Ceuta. Será por mesas. Briole y Peralta van a lanzar para el 2012 la réplica exacta del dichoso mueble, que en cualquier salón con un paño de croché quedará monísima. Qué desperdicio de temas de cuplé que ya quedarán desfasados para el Carnaval 2009. Y encima el Gobierno sube el butano. Los jóvenes lo tienen cada vez más difícil para beber en la calle.

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