Apesar de la edad uno siempre tiene la ingenuidad de pensar que los políticos van a cumplir lo que dicen. Así cuando los de Podemos decían que venían a acabar con el Régimen del 78, a liquidar la casta y a poner en marcha nuevas políticas, yo pensé que podía ser bueno y regenerador para la democracia. Luego vino Monedero que había eludido pagar a Hacienda (¡como CR7!), Echenique que no había dado de alta a su cuidadora, Espinar al que el padre le había facilitado un piso de VPO, Errejón que tenía una beca en la Universidad de Málaga sin ir y Pablo Iglesias que se compra un pedazo de chalet en la sierra madrileña. Debilidades tenemos todos, pero nos quedaba Teresa Rodríguez, que conservaba las esencias fundacionales de Podemos al donar (decía) parte de su sueldo, renunciar a dietas, viajar en tren y vivir en un bajo de 50 metros cuadrados en La Viña. Cuando criticaba en el Parlamento de Andalucía a Susana Díaz por no haber tenido nunca un trabajo o a Ciudadanos por "blanquear el cortijo" pensábamos que le venía bien a la democracia un soplo de aire fresco. Al final vemos que la líder de Podemos en Andalucía es como cualquier otro político. Alardeaba de vivir en La Viña y ahora se va a presentar por Málaga. No sabemos si trasladará su residencia al Perchel, al Palo o ya directamente a un chalet en Pedregalejo, para qué medias tintas. No podrá decir como dijo García Díez cuando lo mandaron a Cádiz en 1982, que había hecho la mili en la provincia pero seguro que se inventará alguna milonga. Quizás dirá lo que dijo Rubalcaba al ser trasladado de su Cantabria natal a Cádiz: que Santander contaría con otro diputado cuando fuera elegido por esta provincia. Es posible que tengamos una diputada viñera elegida por los malagueños. Los políticos tienden a parecerse unos a otros, forman lo que los de Podemos llamaban antes una casta y ahora ya no se sabe bien si ellos están en ese mismo grupo a tenor de sus últimos comportamientos. Quizás Teresa, como José Luis Sanz, del PP, o Rojas Marcos, del PA, que cuando vinieron a presentarse por Cádiz desde Sevilla dijeron de manera fatua que en realidad Andalucía es toda una. Puede hacer como Rodrigo Rato y alojarse en un hotel cercano al aeropuerto donde recibir la correspondencia y fingir vinculación con su circunscripción. O como Carmen Romero, hacerse un par de fotos con los incautos votantes de su lugar de destino político para que parezca que lucha por ellos en lugar de por sí misma. Espero que Teresa me escriba a mí también como a Pascual Saturio.

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