la esquina del gordo

Paco / Carrillo /

¡Cuidado con el servicio!

ME lo viene diciendo mi amiga la condesa desde que vivió el lío entre su paseador de perros y la doncella que le hacía las infusiones. Ella nunca dijo lío, sino affaire, como es lógico, pero fue acostamiento reiterado, y así lo reconocieron los protagonistas. ¡Un escándalo insólito en una casa tan honorable! El último escándalo sonado se produjo a principios de XIX, cuando la entonces condesa consorte -un pendón internacional-, se dedicó a adornarle la cabeza al pobre de tío Felipe, un santo donde los hubiere, algo blandito, eso sí.

Todo esto ha surgido cuando los chóferes de gente conspicua han empezado a largar. La cosa es dar de comer a la prensa caníbal. Primero fue el chófer del consejero riojano de Nosequé -qué más dará-, que denunció a su jefe por quitarle el coche y ponerlo a 200 Km/h, ¡qué poca complicidad!; claro, quién sabe lo que estaba aguantando el pobre chófer; no todos los que tienen coche y chófer por decreto están preparados para asumirlos; les pasa lo mismo que con los cargos. A ver si se enteran de una vez que los cargos, como los polvorones con pan, tienden a engollipar si se comen aprisa. Me lo dice mi amiga la condesa y lleva razón: "Los cargos, como los honores, son de digestión lenta y difícilmente acarrean el cariño inmediato de la servidumbre porque es la primera en saber que todo ha dependido de veleidades y oportunismos".

¿Y qué me dice de las declaraciones del otro chófer, éste del ciudadano Guerrero, a la sazón director de Tampocosequé de la Junta de Andalucía? (¿sabe usted si ya lo han cesado?). De libro de estilo. A lo que se ve, presuntamente, claro, el consejero lo proveía de subvenciones y a cambio tenía la obligación de proporcionarle "cosillas". ¡Qué pena que oficio tan noble lo aprovechen los mamporreros in pectore! Tampoco se sabe a ciencia cierta si las "chucherías" eran compartidas o no.

Pero lo que ya bate todos los índices de infidelidad ha sido lo del chófer-hombre de confianza-espía-niñero y sabe dios cuántas cosas más del patriarca Ruiz-Mateos. Cómo será la cosa que lo ha acusado en público de obligarle a hacer espionaje, robo de sumarios en el Supremo, robo del botafumeiro... y muchas excentricidades delictivas más. Lo de los robos de sumarios y lo del espionaje tiene un pase; quiero decir que eso está en la mente de cualquiera que tenga algo que ocultarle a la Justicia, ¡pero lo del botafumeiro…! Por si usted no lo sabe, el botafumeiro tiene un peso de 53 kg, mide un metro y medio, se eleva a 20 metros de altura y puede llegar a alcanzar una velocidad de 70 kilómetros por hora, como el Seat 600 cuando iba cuesta abajo.

Menos mal que todo esto, tanto a mi amiga la condesa como a un servidor, nos ha cogido con la plantilla de chóferes cubierta. Ella, con Jacinto para el Rolls y el Bentley, y Serafín, Arturo y Julián para los utilitarios, el 4x4 y las furgonetas. Servidor, como en cuaresma no usa coche por prescripción médica, aprovecha el placer de la convivencia en los transportes urbanos. Gracias a eso estamos a salvo. Otra cosa sería si tuviéramos que contratar mozos de comedor, con lo díscolos que han sido siempre, ¿no cree?

Y menos mal que tengo a mi amiga la condesa. Lo digo porque es la única que no me habla de política. ¡Da un sosiego hablar con ella…! Tiene lo que antes se decía: conversación. Consecuencias de estar por encima del bien y del mal. En España o se es muy rico o como la mayoría sin carné: pobres de solemnidad. Entremedio quedan, eso sí, los que intentan parecerse al padre Bonifacio, esos que van con una mano por delante, otra por detrás, la boca abierta, la pierna arrastrando y un gancho en las espaldas. Son temibles porque lo mismo acuden a una manifestación blandiendo una pancarta que se apuntan a eruditos de barriada.

¡Señor, Señor, qué cruz!

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