Desde Tribuna

José Joaquín / León /

Cuidado con el final de Liga

NADIE debería pensar que el Cádiz ya está salvado. Cada vez que algunos miran hacia arriba y hablan de los puestos de fase de ascenso, la realidad los devuelve hacia abajo y los acerca a la cola. Sólo quedan 7 partidos, con 21 puntos en juego, los suficientes para ver que el ascenso es ya una quimera (en realidad, siempre lo fue) y que la permanencia no está garantizada. Es verdad que ayer el Cádiz pudo conseguir un resultado favorable y perdió por 0-2. Pero no fue por casualidad, sino por errores habituales, por torpezas puntuales, por ingenuidades… Y por un arbitraje en contra, un detalle a no olvidar en el final de Liga, como ya vimos la temporada pasada.

No hay más cera que la que arde. Y en Semana Santa, como suele llover, arde poco la cera. ¿Quién fue el listo que puso el partido a mediodía del Domingo de Resurrección? Los partidos matinales no son convenientes en Carranza, porque no hay una afición especialmente madrugadora ni adaptada a eso, y porque las estadísticas nos dicen que en las últimas temporadas se han perdido casi todos los partidos matinales en Carranza. A partir de ahí, ya se empieza mal.

El Cádiz tuvo oportunidades para ganar, pero perdió. Suele pasar cuando no se aprovechan las jugadas de gol. Tiene un delantero como Villar que necesita fallar tres para marcar una, excepto que se juegue contra el Loja. Este Cádiz, que ayer salió con su once de gala de la segunda vuelta, tiene limitaciones. Dura lo que aguante Jorge Luque, que es el único con criterio para mover al equipo. Gana si Peragón o Villar están afortunados ante la portería, o si Pablo Sánchez da una asistencia de esas que practica con cuentagotas. O si hay acierto en algún saque de esquina o jugada a balón parado. Y si no conceden ningún regalo atrás. Nada más puede esperarse.

A la derrota del Cádiz contribuyó el árbitro tinerfeño Pérez Peraza, que le anuló dos goles dudosos, no pìtó un posible penalti y otro más discutible, y expulsó a Albentosa, a falta de un cuarto de hora, cuando los dos centrales del Cádiz ya estaban tarjeteados desde el primer tiempo. Es cierto que el árbitro no remató en ninguno de los goles del Albacete, pero ya tenemos aquí un indicio de cómo se disputan los finales de Liga y las fases de ascenso en Segunda B. Depende mucho de quien te pite.

También se sabe que cuando el Cádiz se queda con 10 jugadores, pierde seguro. A diferencia de otros equipos, que incluso nos han ganado con uno menos, el Cádiz se descompone en inferioridad, empieza a dudar y siempre comete algún error. Tampoco benefició el cambio de Fall por Domingo, que tenía sus pros y sus contras. Dicen que el 0-2 fue mucho premio para el Albacete, pero es lo que puede pasar cuando antes de un cuarto de hora para el final ya lo estás dando por perdido y se sabe que lo perderás.

Esta temporada es tan nefasta, en todos los sentidos, que el Cádiz necesita llegar al penúltimo partido salvado, limpio del polvo y la paja del desastre. Urge sumar más puntos, y no para mirar arriba, sino para evitar el resbalón.

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