Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

El pinsapar

ENRIQUE / MONTIEL

Cubiertos y tenedores

ESPAÑA es un festín, si bien se mira. Caníbal pero festín. Nos estamos devorando vivos. Saltan las costuras de lo bien que nos hemos hincado los colmillos, lo fuerte que aprietan las muelas en la carne desgarrada. Digo que va a quedar todo mondo y lirondo. Digo que no creí nunca en el "la historia siempre se repite", más bien he pensado que cualquier tiempo pasado fue peor. Mirando mi tiempo, desde luego. Vengo del miedo, del luto, del temor. Una dictadura es como tener la certeza de que te siguen, de que te vigilan. Las conversaciones privadas, la correspondencia, las reuniones. La película Das Leben der Anderen, La vida de los otros, fue toda una iluminación. Porque era lo mismo pero hecho por alemanes (orientales, comunistas). O sea, la perfección. La dictadura perfecta dicen que ha sido la comunista. Comparada con la de Primo de Rivera, por ejemplo, esto fue como una zarzuela. Desafinada pero zarzuela. Valle-Inclán jamás hubiera publicado nada. Por mucho menos se veían en la Siberia más infernal los discrepantes. O a dos metros bajo tierra.

No es el levante que nos azota, porque sólo nos azota a nosotros aunque la repercusión en calor sea penosa en el valle del Guadalquivir. Pero es un viento psiquiátrico que ha empezado a soplar y nos tiene enajenados. Para resumir se llama "la corrupción" pero es como un síndrome más que un síntoma. Así que endilgamos a la juez Alaya según quien según qué cosa, a la princesa Letizia se le abuchea (para no ser menos que la Reina, las Infantas y el Príncipe heredero), uno oye de Rajoy casi lo mismo que de Rubalcaba, y viceversa, y todo está titiritando de frío, que dicen los flamencos. El mapa del clima es ERE en Andalucía, Blanco en Galicia, los Pujol en Cataluña, una decena de parlamentarios imputados en Valencia, Bárcenas en Madrid y Gürtel en toda España, más Invercaria, Bahía Competitiva y todo lo que se me escapa. En medio de un pavoroso escenario de paro, verdaderamente sobrecogedor.

Cubiertos y tenedores sobre el mantel de la piel de toro que habitamos. Es un proceso digestivo ciertamente indigesto pero imparable, compulsivo. Cada uno llama a su particular demonio más los que llaman a la guerra directamente, aunque no lo digan ni lo vayan a reconocer. Como Junqueras o el mundo filoetarra -su última puesta en escena es de antología: una gran ikurriña en la capital de Navarra, que nunca ha pertenecido a los vascos, el día grande de San Fermín-. Como cuando la II República Cataluña es el dogal que más aprieta el cuello de la Nación.

(To be continued)

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