Crónica personal

Pilar Cernuda

Críticas en voz alta

EL lema no es como para tirar cohetes, lo de Crecemos juntos es más propio de una campaña publicitaria de alimentos infantiles que de un congreso del que tendría que salir reforzado el principal partido de la oposición, pero algo positivo sale de la Ejecutiva que se ha reunido en torno a Rajoy, la última antes de ese congreso: se ha hablado alto y claro, las críticas han sido a pecho descubierto, en voz alta, sin tapujos y sin hipocresías. Probablemente, nunca se habían escuchado palabras tan duras en la sede del PP, pero Rajoy aguantó el tirón. Ahora, habrá que ver en qué acaba esta catarsis.

Decía uno de los miembros de la Ejecutiva del PP que por fin se había hablado de los problemas internos que sufre el partido desde el mes de marzo, y comentaba también que era el primer lunes en mucho tiempo que Rajoy y el PP no vivían un sobresalto. Efectivamente, no ha habido bajas, pero no fue un lunes fácil: se habló descarnadamente del PP delante de Rajoy, salieron los rencores al aire, las heridas, las discrepancias. Al contrario, la reunión ha servido para limar asperezas, responder interrogantes y aclarar posiciones. Y había interrogantes en el aire, como la ausencia de Camps, o por qué Aguirre y Gallardón no aligeraron su agenda de manera que pudieran quedarse en la reunión hasta el final. Pero lo que quedará en el recuerdo es la dureza con que se expresaron Aragonés, Costa, Vidal Quadras e Ignacio González. Con demasiada acidez este último, frente al tono de Juan Costa, drástico pero en el que se percibía una lealtad por encima de la discrepancia.

Sorprendió ese tono, hasta el punto de que incluso en el caso de que finalmente decidiera presentar una candidatura, no parece que fuera a provocar una quiebra en el partido. Ha gustado que Rajoy dejara hablar a todos, sin agobios, y sin responder con acritud a quien criticaba su forma de llevar las cosas desde el 9-M.

A tres semanas del inicio del congreso, Rajoy ha cogido el toro por los cuernos y se ha dispuesto a escuchar lo que tenían que decirle los miembros de la Ejecutiva que ha dirigido el PP hasta ahora. Es una buena cosa que Rajoy tome el pulso al PP, pero de nada servirá esa buena disposición a escuchar si las palabras se las lleva el viento. Debe revisar algunos de los mensajes emitidos, que no han llegado bien a su destino; debería revisar también el trabajo de su equipo actual de colaboradores más cercanos, porque son ellos, no Rajoy, los que han provocado los problemas que vive el PP.

Con la reunión de la Ejecutiva Rajoy cree que puede encarar el congreso con buen ánimo, incluso con la discrepancia, y tiene razón. Los miembros de la Ejecutiva consultados coinciden en que este lunes se han serenado muchas cosas. Pero que no se confíe excesivamente Rajoy: tiene un problema en Madrid. Se advierte a la legua.

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